lunes, noviembre 29

La escalada hacia abajo del PSOE de Rodríguez Zapatero


Ayer seguí con ilusión las elecciones catalanas, era el tercer gran fracaso del "progresismo de Rodríguez Zapatero" y un primer gran respiro de las personas que amamos la libertad, si bien moderado porque dependerá de la política que haga CiU en Cataluña con su repercusión en la política de toda España.

Tengo muchos amigos catalanes, votantes de CiU, otros votantes del PP, de esos últimos alguno colabora en nuestro digital Aragón Liberal; y creo que todos han respirado con cierta tranquilidad. El sectarismo anticristiano, verdadero programa político del iluminado presidente Montilla y de su jefe de filas Rodríguez Zapatero, ha caído en picado y ha descalabrado a sus socios más radicales, ERC que ha pasado de 21 a 10 diputados, y a tener 218.046 votos, casi 170.000 menos que el PP que con 384.019 votos y 18 escaños se ha convertido en la tercera fuerza política catalana y puede permitir un gobierno sin sobresaltos, sin necesidad de fomentar la radicalidad y el victimismo en CiU.

El reto de CiU es gobernar en vez de jugar a la demagogia; el reto del PP es ser muy catalán y muy español, mostrando que el bilingüismo y la cultura catalana es algo integrado e integrable en la compleja y rica cultura española.


Rodríguez Zapatero llegó al gobierno poniéndose más a la izquierda que nadie, arrampló con el voto de IU y de los comunistas, les ofreció cargos claves en sus sistema e ideologizó la política española.

Rodríguez Zapatero desenterró muertos y odios, inculcó contra toda demanda un laicismo agresivo y anticristiano, se hizo enemigo de la vida humana naciente por fomentar el negocio del aborto, se hizo hostil a la familia por romper con los vínculos que transmiten tradición y valores.

Ese mensaje le valió el primer revolcón electoral en Galicia. Ahí no necesitaron dos legislaturas de radicalismo social para echar al bipartito a la calle. La gente quiere paz, no guerra; trabajo, no cantos de sirena; honradez y credibilidad política y no despilfarro institucional.



Pero vino una crisis anunciada y Rodríguez Zapatero más leal a su ideología radical que al bienestar de los españoles, confió que nos salvaran otros, que la coyuntura mundial le permitiera su política de despilfarro. Y cayó su economía, cayó su credibilidad en Europa, en España y en su partido. Y un signo fue el gran revolcón madrileño. Tomás Gómez se impuso a la oficialista Trinidad Giménez, cuyo fracaso fue pagado, igual que el de Sebastián, con un ministerio.

Este domingo las urnas volvieron a cantar una canción de serenidad, de "basta ya" de demagogia barata. Zapatero, días antes ofrecía una vez más ante la crisis, la "muerte fácil", Rubalcaba comenzaba a intoxicar la opinión con la "muerte digna", o mejor dicho, la mayor facilidad para quitarse de en medio a los ancianos y enfermos contra todo avance técnico en la eliminación del dolor.



Y esta vez el tripartito encontró que a sus pies de barro los votantes lanzaron sus bolas de papel de voto y lo echaron por tierra. Hoy Artur Mas responde ante la Historia: o seguir la linea de desencuentros o fomentar la verdadera política: trabajo, unidad, credibilidad, gobierno para todos.

El Pacto de Tinell se volvió, una vez aislado el PP, contra CiU en Cataluña. Mas ha probado en sus carnes el decreto de "no existencia" que el socialismo radical lanzó contra los españoles con raíces cristianas. Espero que vea que los catalanes votantes del PP ¡son catalanes! y tienen sus mismas raíces, pero son algo más abiertos, más liberales, más integradores.

La España para todos comienza con la Cataluña para todos. Eso esperamos.

frid

sábado, noviembre 20

Democracia versus socialismo

Cada vez que veo los frutos del socialismo, me convenzo más de que si bien el camino de la organización social es complejo, no va en absoluto por el socialismo, salvo que se quiera destruir esa sociedad. Y, ahora que entendemos como el mejor sistema de gobierno posible la democracia, es preciso desenmascarar las ideologías "anti-democráticas"

En los sistemas democráticos todos somos iguales ante la ley, pero es no lo es todo; la ley es un instrumento que nos damos para ordenar la sociedad. El individuo está antes que la ley y ella está a su servicio. La ley garantiza la igualdad en el punto de salida, en absoluto la igualdad en el punto de llegada. Las actitudes, la laboriosidad y la "fortuna" hacen el resto.

En el socialismo aparentemente todos somos iguales ante la ley; pero la ley es la que organiza la vida del individuo y le pone a su servicio. Por eso la ley define la igualdad como una situación inamovible: crea estatuas de sal en vez de ciudadanos libres. La ley es el instrumento coercitivo que el Partido impone a las libertades.

Y, hablando de libertad, en democracia la libertad es un hecho, sólo se limita para evitar abusos, para proteger al débil, al inocente, al libre comercio. Es un axioma previo que permite el desarrollo de la familia, los entes sociales, las empresas y el ejercicio de la religión.

En el socialismo la libertad es un patrimonio del Estado y se da al individuo. El individuo debe estar agradecido por las esferas de libertad permitidas, normalmente de la cintura para abajo y normalmente fallan del cuello para arriba. Por eso se da libertad a la madre para matar a su hijo en el seno materno y se quita la libertad al niño para nacer; se da libertad de elegir un colegio público según criterios limitados y no se da la igualdad económica para elegir la enseñanza en un colegio privado; de da libertad a propagar ideas de odio a la religión, de unidades curiosas para estructurar "familias" y se prohiben los signos religiosos o la defensa en la escuela de la familia natural.

En el sistema democrático el líder tiene que rendir cuentas a sus votantes y gobierna para todos los ciudadanos; no es el dictador de un sistema ideológico sino un gestor para procurar las condiciones de bienestar y justicia que permitan el desarrollo de la persona. No "crea" felicidad sino que facilita los medios para llegar a ella.

En el socialismo lo que hay es sectarismo: el líder sólo da cuentas a su partido, engaña la opinión pública, ignora a los que no le han votado e impone un modelo social que sólo introduce tensiones y degeneraciones personales. Es una tiranía desde la elección democrática.

Y es que el líder democrático gobierna desde la democracia, el socialista llega al gobierno desde la democracia y, luego, gobierna desde el despotismo.

frid

miércoles, noviembre 17

El niño enrabietado


He tardado en escribir este artículo casi tanto como Rodríguez Zapatero en manifestar su rabieta porque el Papa, Benedicto XVI, ha venido a vernos.

Y es que Zp no se acostumbra a vivir entre católicos, es decir, entre el grupo mayoritario de España por ahora y, espero, por muchos y muchos años.

Yo había escrito un breve pensamiento en facebook "Zapatero dice que está harto de "forrenta" años de dominación cristiana: yo digo, por no discutir ¿sabe que ha nacido en un país de mayoría católica? ¿por qué no se va a Marruecos, por ejemplo, nos deja tranquilos a todos y afianza su alianza de civilizaciones con los que masacran a los saharahuis? Es claro: odia a "rabiar" su propio PASADO". que ha recibido comentarios esclarecedores, dos de ellos dignos de reseñar: Odia y querría repetir el 36 con venganza, con lo que eso significa; no es un Presidente de TODOS los españoles ni pretende serlo.

De todos modos lo que dice Rodríguez Zapatero es ¿"Acaso he de hacer las leyes que dice el Papa"? Y mi respuesta es ¿Qué leyes dices que dice el Papa?

Porque el Papa Benedicto XVI está defendiendo la dignidad de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural; la dignidad y la defensa de la familia; la libertad en materia educativa; la libertad de los cristianos a manifestarse en la vida pública... Y esos son ¡derechos humanos!


El Papa clama por que se tutelen los derechos humanos. Y, usted, Zp, dice que no ha de hacer caso a lo que dice el Papa. ¡Qué barbaridad!

Pero, es que además en España la mayoría es católica y se les debe un respeto; hay multitudes que se han manifestado para defender la vida, la familia y la libertad de enseñanza y se les debe un respeto; y hay una Constitución que ampara el que nos tengan un respeto... y más que respeto pues la laicidad del Estado Constitucional es respetuosa y no "hostil" al hecho religioso.

Zapatero, como niño enrabietado, se enfada con el Papa porque le lee la cartilla de los derechos humanos y porque su proyecto es hostil a esos derechos y a esa mayoría de católicos de las que es, por desgracia, presidente.

Zapatero, como niño enrabietado, se enfada con la mayoría de los españoles porque no ha colado como progreso el matar seres humanos en el seno materno, el poner en igualdad la unión gay con el matrimonio, el imponer en la enseñanza infantil los modos de hacer cochinadas al mismo nivel que el ducharse para quitarse el barro del camino.

Zapatero, como niño enrabietado, se enfada porque se ha olvidado de gobernar España, prepararla para superar la crisis económica, impedir su decadencia y el paro y porque su gran proyecto:"la ideología progresista" se ha demostrado falso, hueco, estéril y repelente.

Hoy sólo le cabe o llorar como un niño su rabieta, o afrontar, como un hombre, su GRAN ERROR de no gobernar para TODOS, y de despreciar a los que no compartimos su modelo ¿ideológico?

frid

miércoles, noviembre 10

Los cristianos, un bien a proteger por el "Buen Gobierno"

Cuando puse este título al artículo me acordé de los primeros apologistas cristianos. Muchos de ellos dirigían alegatos al Emperador y a los Gobernantes para mostrar que el cristiano era, por el hecho de serlo, un buen ciudadano. Cumplía las leyes, no defraudaba los impuestos, cuidaba de los necesitados, rezaba por la salud y el acierto de los gobernantes a su Dios, si bien no rendía culto divino al Emperador.


En aquella época, desde el incendio de Roma, se utilizaba al cristiano como chivo expiatorio ante cualquier desgracia pública, o para eliminarle ante cualquier envidia o competencia entre comerciantes o, incluso, profesores de academia.

Hoy parece que algunos gobernantes, con un laicismo agresivo, intentan o añoran esos tiempos en los que, contra toda justicia, por adorar al Dios verdadero, eras "almuerzo" de León o "pira" para iluminar la noche romana. Su odio a lo católico y su hipócrita búsqueda de "alianzas" con otras civilizaciones despreciando la que creó Europa, es obsesivo y peligroso. Y parece que no razonan, que no escuchan y que nos encontramos como las cartas a Adriano u otros Emperadores, clamando ante sordos y mostrando la senda de la paz a ciegos.


A esas personas no les vale la magnífica labor social de Cáritas,ni de Manos Unidas, ni de las humildes parroquias cristianas, ni tantas y tantas iniciativas sociales surgidas en el calor de la caridad cristiana.


Y, sin embargo, es preciso volver a recordar que los cristianos siguen dando magníficos frutos de santidad, con lo que eso significa: personas que son la imagen de Dios, de Cristo, en la tierra. Y Dios es Amor.


Teresa de Calcuta y sus hermanas son un ejemplo socialmente aceptado, con premio Nobel de la Paz inclusive. Juan Pablo II fue decisivo para que el muro de la exclavitud del comunismo, socialismo real, se resquebrajase.


Pero es que la mera caridad cristiana en los hogares los hace estables, solidarios, escuela de hombres y mujeres trabajadores, leales a su patria, generosos, cuidadores de sus ancianos y enfermos, sensibles al mal de otras familias, propensos a las acciones solidarias y al sacrificio, amigos de la paz. En definitiva: ciudadanos ejemplares que cualquier "buen" gobierno debería querer y apoyar.


Sólo la maldad, los hombres malos, pueden intentar hacer violencia contra esa maravillosa realidad de "verdaderos ciudadanos", sólo la maldad puede intentar socavar los cimientos cristianos de las familias y fomentar en los niños una ideología sensual, hedonista y egoísta. Y eso es el laicismo agresivo, "progresista", que fomenta "nuevos modelos que disuelven el núcleo familiar y crean desamparo y soledad.


Ciertamente lo bueno es "difusivo de suyo", la Verdad es Bella, Atractiva y tiene influencia social. Su misma vida se propaga tanto en los hijos como en nuevos miembros que buscan en ella la paz y el sentido de su vida.


Sólo un laicismo "malicioso" haría como los rastrilladores en el campo de setas: arrancan hongos y micelios y dejan sembrada la esterilidad: destrozan hijos y familias y dejan soledades.


Ante eso clamo como los antiguos apologetas cristianos a los "emperadores progresistas" para que se den cuenta que con su política no hacen política, no cuidan el bien común de la sociedad, sino que destrozan la buena tierra y siembran la sal de la soledad y el odio.


Pero también puedo decir como Gamaniel a los miembros del Sanedrín: "no vaya a ser que estéis dando golpes contra el aguijón" y "estéis yendo contra Dios". Duro es para una criatura, por muy encumbrada que esté, atacar la obra de su Creador.


frid

domingo, noviembre 7

El Papa de todos, el gobierno de pocos

Ninguna sorpresa y mucho consuelo en la visita del Papa a nuestra querida España.

El Papa, Benedicto XVI, alerta del laicismo agresivo que impera en un sector minoritario de nuestra sociedad, advierte que el aire que respira ese laicismo es el previo a la II República que causó tanto dolor y muerte en España. Y, además fue causa de mártires por la fe, que son ciertamente innumerables.

El Papa avisa de los frutos que produce la siembra el odio, y al mismo tiempo avisa de los frutos de una sociedad con Dios. Dios es "Amor", la sociedad que se construye de cara a Él es una sociedad donde la ciencia, la cultura, la técnica y el progreso son armónicos, plenos de la realidad del hombre.

La realidad del hombre es una vida inalienable, con el respeto de su existencia desde la concepción a la muerte natural. La realidad del hombre es plural: es un ser que se desarrolla en familia, en el cariño del hogar. La realidad del hombre es transcendente: llama al Creador y espera su redención en Cristo Jesús.

EL laicismo agresivo, uno de los pilares -por desgracia- del gobierno de Rodríguez Zapatero, ha pretendido dividir España, volver a etiquetar a buenos y malos, experimentar con la vida humana, y crear otras realidades que desestabilizan la familia.

La defensa de una laicidad bien entendida es la defensa de la dignidad humana, de la transcendencia del hombre, de la libertad y de la generación de espacios donde Dios quepa. No es política: es vida, es aire lleno de oxígeno donde viven los seres humanos. El Papa ha clamado para que la cultura de Europa y, en especial, la española, no contamine el aire con un laicismo excluyente.

En Santiago y en Barcelona se ha oído la voz de la paz, de la concordia, pero al mismo tiempo, la denuncia contra la nueva hostilidad, revivida de tiempos ilustrados, contra lo católico, contra lo creyente, contra lo transcendente, contra la familia, contra la vida humana, contra la libertad. La voz del Papa ha llegado a todo auténtico intelectual, a todo auténtico amante de la pluralidad, a todo hombre de buena voluntad.

La denuncia de esa ingeniería social loca, sin demanda social, sin un soporte coherente, y que atenta contra el hombre, su ser y su dignidad, no pudo ser más oportuna.

frid