viernes, enero 20

Zp, la ideología y el poder de la palabra

La Gaceta digital (el 19/01/2006) edita un artículo de J.L. González Quirós sin ningún tipo de desperdicio, si bien la clave del mismo es la cita de Zapatero en el Prólogo a un libro de Jordi Sevilla: "Ideología significa idea lógica y en política no hay ideas lógicas, hay ideas sujetas a debate que se aceptan en un proceso deliberativo, pero nunca por la evidencia de una deducción lógica (...) Si en política no sirve la lógica, (...) entonces todo es posible y aceptable, dado que carecemos de principios, de valores y de argumentos racionales que nos guíen en la resolución de los problemas"

He pasado esta cita a varios amigos para que me comenten lo que entienden de esta cita y, mas o menos, llegan a conclusiones parecidas a las del Señor González-Quirós, pero también avanzan sus argumentaciones. Un amigo lo expresa de este modo "el antiguo pensador que influía ha sido sustituido por el moderno comunicador, ya sean Hitler, ... o Zp. Si pudiéramos reencarnar a los antiguos griegos pensarían que su esfuerzo se está yendo a hacer gárgaras".

También sostengo que el planteamiento de Zp es el de los que uno no se fiaría para hacer un negocio, preguntarles la dirección de una calle, ponerse en sus manos como médico... si la verdad no existe, si no hay principios morales, si no hay valores... ¿es eso ser un maleante? Creo que sí.

Para la confianza entre las personas se requiere no una convención transitoria sino una seguridad en la palabra dada, una estabilidad en las decisiones, una racionalidad en las aspiraciones, un ser estable, un ser persona.

Dicen mis amigos que por muy depravados que llegaron a ser los romanos en su decadencia, admiraban la filosofía griega, exaltaban las virtudes patrias, y aunque cayesen en ello sabían que la máxima depravación política era la demagogia que se entendía claramente como el arte de engañar al pueblo.

Hoy no hay escépticos siquiera, hay demagogos que gobiernan naciones y escriben en prólogos donde vuelcan la esencia de su pensamiento, que "todo es posible y aceptable", que "no tienen principios ni valores". ¿Qué tendrán para darnos sino caos, inseguridad, indefensión y, al final, como destilación última de su voluntad de poder, será la odiosa tiranía del no-pensamiento, pero eso sí, único?

Cuando se pasa de la voluntad del poder al poder de la palabra, "lo que digo, eso se hace", sin necesidad de convencer porque la verdad no es mas que mi propia expresión incluso aunque fuese ilógica, parece que se remeda a Dios o se le envidia cuando en el Génesis "dijo y fue hecho".

Federico R. de Rivera

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