sábado, mayo 10
Laicidad progresista.
Normalmente el progresismo español nos tiene acostumbrado a arremeter contra los demás achacándoles los mismos vicios que practica. Cuando la Vicepresidente española, con toda seriedad, habla de abrir espacios para los que creen en Dios o en Otro... podemos estar seguros que quiere decir que hay que cerrar espacios a los que creen en Dios y fomentar la creencia en "El Otro". Ese otro puede ser el "enemigo eterno de Dios"... o sencillamente "el Progreso endiosado"... o "Nadie".
Su visión parcial de la realidad les hace estar intranquilos si hay una multitud, una mayoría, que cree en Dios. Su pluralidad es un espacio de colores, un calidoscopio en el que haya tal diversidad de creencias que tengan que ser los árbitros ante la guerra sobre "la verdad"... ellos que no creen en ninguna, más bien en "la construcción de la coyuntura" son así de osados.
Trabajan para progresar y no les suena nada bien que la Iglesia les recuerde que trabajan "para el vacío".
¿Una sociedad más feliz y más justa aumentando el número de abortos, de divorcios, de rupturas familiares? ¿Una sociedad más feliz aumentando la demanda de la eutanasia? ¿Una sociedad más solidaria cuando el fin último es el placer personal y la apetencia?
Tenemos la seguridad de que el "modelo progresista" es un modelo "triste", "sin futuro", "ideológicamente débil", "sin enganche"... sin altura intelectual. Son árbitros de la vulgaridad... y eso es su drama. Quieren ser los jueces de un "mundo calidoscópico reconstruido" pero sólo son sembradores de frustraciones y de tristezas.
Sin Amor... hablando de amoríos. Sin Familia... hablando de nuevos modelos de apareamiento. No ofrecen una alternativa que, experimentalmente, soporte su realización práctica sin generar tristeza, soledad, inseguridad y violencia doméstica... además de aumento de la drogadicción, de las enfermedades sexuales, de la soledad del individuo. Generan frustraciones colectivas.
Por eso no hay que tener miedo a la frase de una Vicepresidenta, que parece el axioma de la nueva religión del laicismo progresista... introduce sencillamente una mayor presión a los que sí tienen alternativa.
Estos embates contra la religión están haciendo fuertes a los cristianos, más rezadores que nunca. Nos zarandea el viento de la calumnia, de la animadversión, de la amenaza... pero ese viento ¿podrá acaso con quienes tienen mejores argumentos humanos, más ayuda divina, pues son de los que creen en Dios, no "en el Otro"... y tienen la experiencia de veinte siglos de vida, incluso en tiempos más duros que los nuestros?
Volverá a repetirse la historia... "el progresismo", nacido caduco pues es fruto de la renuncia a la capacidad humana de la inteligencia, el progresismo que nace derrotado, sin fe en el hombre, se mostrará incapaz de dar la felicidad a las personas en las que no confía. Sus acuerdos por consenso no tocan la fibra del alma, no tienen vida. Son acuerdos de la masa, no son mas que sucedáneos para ir tirando.
Mientras tanto los cristianos, que creen en Dios y en las criaturas que Dios ha creado, en su confianza en el hombre, encontrarán con los que creen en el hombre, soluciones que digan que sí a la vida humana, a la justicia, a la generosidad, a la entrega, a la solidaridad y a la alegría.
frid
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