Por: Federico Rodríguez de Rivera
La familia es una institución natural, lo que significa que es "algo" que está ahí, aunque el hombre no hubiese hecho nada por protegerla. En otras palabras, natural significa que es algo "creado por Dios"´, tan natural como la naturaleza humana, la vida en el Planeta, las leyes de la física.
La familia es una institución natural, lo que significa que es "algo" que está ahí, aunque el hombre no hubiese hecho nada por protegerla. En otras palabras, natural significa que es algo "creado por Dios"´, tan natural como la naturaleza humana, la vida en el Planeta, las leyes de la física. Pero, al ser algo natural en el ser humano, implica que es, también, algo que se asume "en libertad". De hecho se constituye por la libre voluntad de los cónyuges, por el SÍ de dos personas que se comprometen a formar una unidad. Dos en una sola carne. Dejando hacer a la naturaleza, el hombre, la mujer, se enamoran... y sacan de sí lo mejor para entregarlo a otro. Y, los hijos, prolongación del amor... continuan esa estela de entrega, abnegación, sacrificio, protección... que es el seno familiar. Pero esa institución, por remontarse al origen de la especie humana, ha cansado a los progresistas de nuevo cuño que tienen el objetivo del "nuevo hombre", maduro, seguro de sí, con la voluntad soberana y que no se entretiene en esas tonterías heredadas. La mirada al "futuro" tanto de Zapatero, de los nuevos socialistas, de los nuevos progresistas, y de los antiquísimos masones, implica debilitar lo natural porque es "dogmático", debilitar la familia porque es "tradicional", debilitar la protección den núcleo familiar porque "genera independencia". Hay dos modelos en liza: un con todas las trazas de un ecologismo natural, acorde con el plan creador de Dios: la familia. Otro, profetizado por los adalides del progreso: el del hombre "autónomo" que decide sobre su ser y sexo, que no se ata a nada ni a nadie, que es la medida de todo... algo así como un "inmenso non serviam" que suena al ilminado Lucifer. El fruto de la familia: el amor y el poder de la solidaridad. Gana el débil y ganan todos. El fruto del hombre progresista: la soledad y el poder de la fuerza. Gana el fuerte y acaban perdiendo todos. Elige. Frid
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