miércoles, marzo 25

Crisis, economía y ética

 
 
Mis amigos economistas afirman que la crisis no tiene como causa la falta de ética en los negocios, que se debe a una mala gestión técnica.
 
En el debate con ellos quedó claro que algo sí que tiene que ver la ética y la burbuja inmobiliaria y los créditos basura.
 


Si el asunto hubiese tenido pequeñas proporciones, probablemente, el sistema económico ni se hubiese enterado, ni nosotros subiésemos advertido que alguien ha jugado a la ruleta con nuestro dinero.
 
Si alguien te vende una burra bien presentada y te oculta que es una burra vieja es claro que te engaña; si te venden un paquete de bolsa que tiene un tercio de "vacío", otro tercio de "riesgo alto" y un tercio de "riesgo moderado" y te lo callan es claro que falla la ética en el vendedor. Si tú a sabiendas lo adquieres para, en callando, venderlo a otro más pardillo, eres cómplice del engaño. Si eso se convierte en práctica habitual estamos en plena Crisis moral que afecta a toda la sociedad.
 
La crisis económica ha mostrado el fallo de unos mecanismos económicos que algunos pensaban buenos, pero también ha mostrado que ha habido poca transparencia, engaño y deseos de no ser el último en la escalada del riesgo. Los economistas ahora están dando vueltas a cómo resolver este problema. Ahí está Manuel Pizarro, Leopoldo Abadía y, de nuestro entorno Ángel Martín, Humberto Vadillo y Fernando Inigo opinando.
 
Pero mi interés es entrar en la paulatina pérdida de valores de Occidente. Y podría decir "yo acuso" al relativismo que ha ido ganando terreno desbancando una ética de virtudes por la ética del consenso.
 
Hemos ido prescindiendo de agarraderos seguros de nuestra antropología y nos hemos embarcado en la inseguridad de una voluntad creadora y sin referentes éticos.
 
 
Antes, hace siglos, todos estaban de acuerdo en el concepto de virtud y de bien, se sabía que la naturaleza tenía pautas morales que se podían descubrir. Griegos, romanos, judíos y cristianos sabían leer el lenguaje de la naturaleza humana. Los creyentes además tenían el atajo de los mandamientos revelados.
 
La grieta al sistema es filosófica y comienza negando un sustrato común que nos identifique, simplemente "somos semejantes", pero sin naturaleza común, la ley común no existe. Y si además se añade que las leyes divinas se absolutizan hasta el mandato de lo contradictorio, ha saltado por los aires la ley natural quedando vinculada la ley a la ley divina: los mandamientos serían sólo un referente porque Dios así lo ha querido.
 
La individualidad ha dado paso al subjetivismo. Al principio se sostenía que esa ley común era como una impronta divina en la voluntad, pero luego se aplicó ese subjetivismo a Dios y se le alejó de la vida de los hombres: se construyeron sistemas "como si Dios no existiera" y se acabó afirmando que "Dios no existe". Y sin creador, la criatura ¿a quién rendirá cuentas sino a él?
 
Con una criatura totalmente autónoma, sin referente en Dios, exaltada su individualidad pero que no puede prescindir de la "individualidad ajena" es preciso armar otro orden de convivencia, un orden ético sin Dios y que sea un sistema fuerte generador de paz que no de violencia.

Ese sistema no se ha experimentado todavía en puridad, en parte debido a que no es un "sistema universalmente aceptado", en parte porque hay creyentes sobre la tierra y, en parte porque sí que hay Dios que cuida de los suyos.
 
El sistema moderno de convivencia no es un sistema ético sino de consenso. No hay bien o mal sino acuerdo o desacuerdo. El valor absoluto es la paz y el diálogo sólo es posible planteando "un idéntico peso probabilístico" a toda opinión. No hay certeza sino mera opinión.
 
Y ese sistema es, de hecho, antes de aplicarse, un sistema en crisis e incapaz de proporcionar aquello que propugna. No hay paz porque habrá siempre personas que sostengan su opinión con la fuerza, otros que no aceptarán esa imposición, y otros que nos negaremos a entrar en el juego "equipotencial" de cualquier afirmación porque pensamos que hay verdades objetivas además de opiniones subjetivas.
 
Ese sistema entra en crisis también porque si no hay Dios, ni verdades objetivas, no hay tampoco una razón, salvo la de la fuerza, para que alguien de primacía a las ideas de otro. ¿Si no me someto a Dios, por qué hacerlo ante un hombre?
 
Ese sistema ha entrado en crisis también porque ha cometido el error de buscar otro absoluto: la Tierra, a la que ha sometido la Humanidad y que hace que se subordinen esas "voluntades absolutas" a un "proyecto colectivo común", lo que sólo se puede hacer violentándolas. Y, para evitar conflictos si "control de natalidad" y su "eutanasia" van dirigidos a los débiles, a los que no han nacido, a los discapacitados. En definitiva "el poder de los fuertes rige el Planeta".
 
Y es que Occidente se ha ido despojando, como en la cebolla de Ockam, de todo referente hasta que, pensando que dejaba al individuo al desnudo, le ha dejado "desnudo", "desprotegido", sin ninguna instancia a la que acudir para su defensa.
 
Ver:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre recomendando cosas increibles, gracias por tu aporte que ayuda a mi busqueda.
Saludos.