Nuestro digital, Aragón Liberal, no es un digital religioso, pero en él se admira la maravillosa tradición de la Iglesia en servicio de la humanidad. De ahí que esté dolido y muy dolido por la burda campaña para desprestigiar al Papa y a la Iglesia que sólo se justifica por la maldad de los que están enfrente. No hay buena voluntad, no hay afán de conocer la verdad ni de atender a los damnificados. Es sencillamente el gran combate entre dos concepciones de la vida: el materialismo progresista, o la cultura de la muerte... contra el humanismo cristiano o la cultura de la vida.
La Iglesia, como institución divina, está dando maravillosos frutos de santidad, con ejemplos de trabajo escondido y abnegado. Hay innumerables iniciativas dedicadas al cuidado de los que nadie quiere, de los enfermos del SIDA, a procurar que vivan los que nadie quiere, a los niños en el seno de su madre, a la educación de los más ignorantes, a la atención de los más necesitados. Pero eso está unido con que está compuesta de seres humanos con virtudes, defectos, vicios y pecados. Santos y pecadores, eso somos los cristianos. Para eso Cristo nos dio un medio: la confesión de los pecados que exige contrición y arrepentimiento.
Si analizamos la acción de los que atacan a la Iglesia, veremos con frecuencia vidas desarregladas, odios inconfesables, mentiras burdas y manipulaciones clamorosas. Pero tienen poder y una rabia contenida. Su "progresismo" no es compatible con una institución que sostiene y fortalece la familia, la fidelidad, que defiende la continencia de los apetitos, el amor a la vida en todos sus estadios, el perdón de las ofensas, el amor incluso a los enemigos.
La fortaleza de los cristianos es tomada como debilidad. Sus enemigos los matan en países donde son minoría ante el silencio de los calumniadores del cristianismo. Y saben que meterse con Cristo y con sus Vicarios les resulta fácil... encontrarán amor y perdón. Y siguen destilando bilis maloliente. Pero ¿saben que se meten con el Vicario de Dios?
Hoy en día los progesistas, los difamadores de la Iglesia, han hecho "cultura" el sexo seguro, y algunos más progresistas piden rebajar la edad para el consentimiento sexual no penado por la ley. Ellos son los que miran con lupa la actuación de los que se dicen cristianos para mostrar hasta la exageración los delitos que comenten. Un porcentaje del 0.04% en Alemania muestra que hay intencionalidad. La Iglesia no mira a otra parte, toma medidas, acepta dimisiones, investiga y aplica la legislación canónica, pide perdón por las acciones de sus miembros y se va purificando.
Eso es lo bueno que tiene la crítica a la Iglesia, la persecución intencionada a su cabeza: nos purifica, nos hace mejores, nos hace compartir la Cruz de Cristo y más en estos momentos próximos a la Semana Santa.
Pasarán unos meses, la campaña conseguirá que la Iglesia brille con más resplandor y se posarán los ojos sobre los difamadores.
Y ¿qué veremos en ellos? Abortorios financiados con dinero público y fomentados como salida única a los embarazos, venta del sexo fácil a los ¡niños! y adolescentes, fomento del uso contra natura del sexo, aplicación del asesinato asistido a sus ancianos, eso sí... rebautizados por sus dirigentes bajo el nombre de "progreso". Sus frutos: tristeza, la desesperación y la muerte.
Pasamos momentos duros, los medios afines a los creadores de la cultura de la muerte presionan para crear una fuerte hostilidad contra el Papa y los católicos. Y ante eso no podemos callar. Porque amamos la libertad avisamos que denunciaremos como maliciosa esa persecución y estaremos siempre del lado del perseguido.
frid
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