domingo, noviembre 7

El Papa de todos, el gobierno de pocos

Ninguna sorpresa y mucho consuelo en la visita del Papa a nuestra querida España.

El Papa, Benedicto XVI, alerta del laicismo agresivo que impera en un sector minoritario de nuestra sociedad, advierte que el aire que respira ese laicismo es el previo a la II República que causó tanto dolor y muerte en España. Y, además fue causa de mártires por la fe, que son ciertamente innumerables.

El Papa avisa de los frutos que produce la siembra el odio, y al mismo tiempo avisa de los frutos de una sociedad con Dios. Dios es "Amor", la sociedad que se construye de cara a Él es una sociedad donde la ciencia, la cultura, la técnica y el progreso son armónicos, plenos de la realidad del hombre.

La realidad del hombre es una vida inalienable, con el respeto de su existencia desde la concepción a la muerte natural. La realidad del hombre es plural: es un ser que se desarrolla en familia, en el cariño del hogar. La realidad del hombre es transcendente: llama al Creador y espera su redención en Cristo Jesús.

EL laicismo agresivo, uno de los pilares -por desgracia- del gobierno de Rodríguez Zapatero, ha pretendido dividir España, volver a etiquetar a buenos y malos, experimentar con la vida humana, y crear otras realidades que desestabilizan la familia.

La defensa de una laicidad bien entendida es la defensa de la dignidad humana, de la transcendencia del hombre, de la libertad y de la generación de espacios donde Dios quepa. No es política: es vida, es aire lleno de oxígeno donde viven los seres humanos. El Papa ha clamado para que la cultura de Europa y, en especial, la española, no contamine el aire con un laicismo excluyente.

En Santiago y en Barcelona se ha oído la voz de la paz, de la concordia, pero al mismo tiempo, la denuncia contra la nueva hostilidad, revivida de tiempos ilustrados, contra lo católico, contra lo creyente, contra lo transcendente, contra la familia, contra la vida humana, contra la libertad. La voz del Papa ha llegado a todo auténtico intelectual, a todo auténtico amante de la pluralidad, a todo hombre de buena voluntad.

La denuncia de esa ingeniería social loca, sin demanda social, sin un soporte coherente, y que atenta contra el hombre, su ser y su dignidad, no pudo ser más oportuna.

frid

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