domingo, abril 8
María Teresa Fernández de la Vega, "mujer" del año en Aragón Liberal.
Y hay una razón profunda de peso para que así la designemos. Es, ante todo, una mujer. Una mujer al margen de la decisión que haya tenido sobre el "rol" a desarrollar con su potencial pareja. Eso pertenece a su acto volitivo, no afecta ni a su físico ni a sus cromosomas. Es tan mujer como puede serlo Mis España o Mis Galicia. La belleza femenina estará si se quiere muy en su interior, pero estará como el tesoro escondido en el campo. Ella puede, ciertamente, un día levantarse, mirarse al espejo, sonreir, acicalarse, y vivir como mujer. Todas las mujeres pueden tener así un día maravilloso en el que se reconcilien con su exclusiva realidad.
Además, su pasado franquista por vía de padre compensa el pasado rojista de Zapatero por vía de abuelo. Si hubiesen sumado sus historiales "memorísticos" habría, sin duda, resultado un PSOE más centrado. Hay todavía una opción posible. Que hagan una "puesta en común" de ambas memorias históricas y una Declaración de Reconciliación familiar. No es bueno que un hijo reniegue de su padre. Y ella todavía puede volver a querer de verdad la memoria de su padre. "Quien a los suyos parece honra merece". Por eso puede ser la Mujer del Año, la "mujer de la reconciliación entre el pasado franquista de tantos y tantos socialistas de pro y el pasado matacuras de su caudillo, nuevo jefe del movimiento regeneracionista socialista.
Pero De la Vega tiene en su honor el toque de feminidad y de vestuario que mostró con sus "ministras" florero en la revista Vogue. Eso muestra que, en el fondo, aunque quizá muy en el fondo, hay una "mujer" real, más de hueso que de carne, pero seguro que si mueve los huesos es porque, aunque escasas, algunas carnestolendas le tocaron a ella.
Su modelo made in Mozambique la dignificaba mucho. Con tantas hambrunas en aquel territorio, los buenos de los negritos la admiraban por "gordita y rellenita", no sé si para hacerse un caldo. Pero eso y que visite el régimen marxista de China y que defienda la dignidad de la "mujer liberada", hacen que sea todo un monumento a la "esencia" de mujer. Porque ¿sustancia? para el caldo poca, pero la buena esencia, escondida pero real, en frascos pequeños se encierra.
A nuestra mujer del año le falta destapar el frasco de las esencias. Su pasado familiar es toda una esperanza para que inicie un movimiento de "descabalgar radicales", y asuma la Presidencia. Seguro que al no tener un "abuelo inciendiario", su visión de España será menos crispada que la de su presidente. ¿Está contenta con el "matacuras? ¿con que se siente en su mesa para discutir del futuro de España un Otegui? ¿con el chantaje del comando Donosti al Estado, que parece ser que eso sí lo sabía Zapatero y lo cayó cuando liberó a De Juana?
Pero a pesar de que María Teresa diga lo que diga, su frasco de esencias es claramente femenino. Sólo es cuestión de que un día deje de jugar a ser otra cosa y viva como una mujer normal. Su pose en la Vogue ofrece maneras...
frid
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