Zaragoza ya es tambor, recia en su fe y en su vida. Muestra cómo eso de estar siempre que se pueda en la calle, si además hay una magnífica escusa, ahí está o tocando el tambor, o llevando el paso o, como yo, simplemente viendo y rezando por dentro.
Que este año el tiempo ha acompañado es una realidad, que el fervor popular ha ido en "increscendo" es otra. Y eso que algunos nos están haciendo más difícil eso de ser católicos... o quizá por eso.
De hecho estos días he sentido la necesidad de acompañar a distintas cofradías por su paso por la ciudad de Zaragoza, en especial las que se acercaron a mi calle, a la calle San Jorge. Por ejemplo, al asistir al Vía Crucis de a Cofradía de las Siete Palabras el lunes, que salió de la Iglesia de San Gil, pude ver bastantes de mis amigos o conocidos esperando la salida de la procesión; eso ha sido una constante. Muchas veces son los padres los que iban de "aguadores" para atender a los hijos de mis amigos que estaban bajo el capirote. Al preguntarles donde estaban sus hijos me señalaban el segundo, tercer y cuarto capirote asombrados de que no lo viese como evidente. "Se les nota", sí les notan ellos con los ojos del cariño y de la contemplación diaria, pero yo soy un profano ante los hijos de otro.
El Jueves y Viernes Santo disfruté de los Oficios, bien es cierto que conmemoramos la Pasión del Señor, pero una Liturgia cuidada y un templo abarrotado y lleno de piedad da alegría y consuelo al alma. De todos modos juego con ventaja, en la Iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz se cuida mucho la liturgia y, además, van muchos de mis amigos, con lo que es, para mí, estar en familia.
Después el viernes, ya adelantado el día, los Monumentos con el Santísimo estaban muy acompañados. Mi recorrido, sin un objetivo fijo fue ir parando por los que pasaba y he notado que han mejorado en calidad en estos años, eliminando mucha de esa parafernalia modernista que no lleva a la piedad, si bien todavía hay "esculturas o símbolos que no sé bien si son para muy inteligentes o para muy ignorantes". Impresionó ver los "Pasos" en espera en San Felipe y en los Escolapios. No llegué a tiempo a Santa Isabel pues estaba saliendo la Procesión de las Siete Palabras. Y fui a un Vía Crucis casi familiar, el de la Iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz, ahí pude "llevar" la cruz, ser un mini-cireneo ya que sólo estuve llevando un palo y en relevos. Pero bien sentí ahí que Dios es un magnífico pagador y le pedí por nuestra Zaragoza y para que nuestra fe siga fuerte y recia.
Después aún pude ir al Pilar, sin manto, donde se agolpaba "toda Zaragoza" para consolar a la Virgen ante la Pasión y Muerte de su Hijo.
Ya al fin, desde el Coso, vi pasar la Procesión del Santo Entierro, hasta que apareció nuestro querido Arzobispo y ya no me quedé a ver a los políticos procesionales, aunque es de agradecer que hagan algo de penitencia por el mal que nos dan.
Magnífico tiempo, muchos cofrades, cada día más y un sueño: que vayamos mejorando la calidad de nuestros pasos. Y una sugerencia: el nombre a la procesión del Sábado Santo: "La Soledad".
frid
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