lunes, noviembre 21

Noche de cambio


 


Por: Federico Rodríguez de Rivera

Unos nos avisaron del miedo que daba que gobernase la derecha, como si no nos diese miedo mantener unos manirrotos en el gobierno. Pero no todo se debe a la economía.

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Una etapa que puso en riesgo la democracia ha pasado. Rodríguez Zapatero, de nefasta memoria para la Histora, pasará como un personaje que intentó gobernar a base de conflicto y división, reavivando los rescoldos del odio entre españoles.

Rajoy ha sido votado por una amplia mayoría que está harta, que son realmente indignados pero que creen en el valor del voto para generar cambios.

Y UPyD poco a poco va mostrando que es un socialismo renovante que podrá decir mucho frente al ya caduco socialismo de Gonzáles y de Zapatero, por lo menos no tiene esa historia de hundimientos nacionales.

Y es claro que le han votado gentes que en otras ocasiones lo hicieron al PSOE, gentes que nunca han votado y los suyos. Y ese trío ha de tenerlo en cuenta: la confianza de los españoles pide un gobierno para todos, sin odios, sin memorias históricas, sin bandos, sin demagogias.

La economía pide un gobierno fuerte, que no se doblegue al chantaje nacionalista, que tenga visión de España y que no permita que se endeuden autonomías y ayuntamientos y luego vayan a "papá" Estado para arreglar sus agujeros. Se pide una unidad en solidaridad, sin victimismos, sin mirarse el ombligo. Todos somos importantes: manchegos, castellanos, catalanes, extemeños, andaluces, vascos, gallegos, etcétera. Y todos tenemos que asumir que a España, autonómica por Constitución, la sacamos todos adelante.

La familia requiere un mayor cuidado: frente de solidaridad voluntaria, primera estructura social, primer lugar donde se educa en virtudes. Y fuente abierta a la vida. La libertad no es libertinaje. La libertad exige cuidar lo mejor, lo que más sirve para el bien social: el matrimonio debe protegerse, debe ayudársele para salir de las crisis sin rupturas, debe facilitarse que tengan los hijos la educación que quieran sus padres, debe facilitarse la conciliación matrimonio-familia-trabajo.

Y ahora toca un ejercicio de malabarismo para ir desmantelando parte del sector público innecesario, para orientar las ayudas al tejido productivo, para dar confianza a españoles e inversores y para tener un gobierno fuerte y solidario.

Y, también, para Mariano Rajoy: aprenda bien el francés, el inglés y el alemán, porque tendrá que tratar mucho con gentes de esas lenguas y no debe pasar otra vez eso de tener un "presidente mudito" porque ni entiende, ni sabe ni quiere.

Ánimo, a trabajar desde ya.

Federico R. de Rivera