viernes, noviembre 20

En qué manos nos hemos puesto los españoles

 
 
 
Es sintomática la frase que el otro día oí a uno de esos jóvenes transgresores y antisistema: de referían a los policías que van de paisanos: "maderos vestidos de personas"
 
Si uno piensa bien la frase, lo que late detrás de ella es muy sencillo: los policías no son personas; los encargados de mantener el orden y la seguridad son "bichos". Y, hay que tener en cuenta que a las "cucarachas" se las chafa.
 
Uno ha visto esos carteles de la guerra civil española, donde los socialistas "demócratas por conveniencia" aunque pocos años antes golpistas frustrados, definían a todo un grupo de españoles como "enemigos de la república", "cucarachas" y demás sandeces... que tuvo un fruto esperado: eliminación sistemática y ampliación del número de mártires por la fe en nuestra patria.
 
Cuando a alguien se le descataloga como persona, se le está preparando la soga para su asesinato. Sólo es delito matar "personas", lo que pasa es que todo humano debería ser reconocido como tal.
 
Hay un cartel que dice que "si el aborto es interrupción voluntaria del embarazo, la horca es la interrupción voluntaria de la respiración".
 
Esos "antisistema" son los que luego han aportado su experiencia progresista y han escalado en las filas socialistas hasta ocupar altos cargos con el Iluminado Rodríguez Zapatero. Este presidente tuvo la brillante idea de arrimarse a esos barros e incorporar al barco de su gobierno todo lo radical y raro existente, de tal modo que ha hecho innecesaria por dejarla a su derecha a la izquierda radical de esa Izquierda "cada vez más hundida".
 
Es para pensar que el programa socialista no se encamine a hacer de España un país próspero y con una economía sostenida y pujante, sino en convertirla en el caldo de cultivo de un nuevo modelo social en el que la vida va perdiendo valor salvo para los "vivales", para aquellos que se quedan tan anchos al negar a las personas que ejercen su trabajo como fuerzas de orden su derecho y dignidad de personas.
 
Por cierto, esos progresistas, larvas de altos cargos, ejercían su cívico derechos de marcar, en el autobús en el que viajaban, con las suelas de sus zapatos los asientos no ocupados.
 
Habría que reflexionar sobre a quién hemos elegido: ¿para gobernarnos o para hundirnos? ¿para crear un sistema de seguridad jurídica y respeto a la vida o bien para satisfacer las demandas de las empresas de la cultura de la muerte y la trivialización de la muerte?
 
Sin pensar mucho en política, sencillamente, en lo que puede significar a corto plazo para la convivencia entre españoles, tengo la sensación de que hemos elegido para gobernarnos a uno que "parece pensar" que los que defendemos la vida, la familia y la libertad educativa, somos bichos vestidos de persona.
 
frid

martes, noviembre 17

Educación sexual versus educación afectiva

 
 
 
Una ministra progresista, de esas que la cuota socialista ha impuesto en España, afirma como si hubiese hecho un gran descubrimiento que ellos, preocupados por nosotros, "quieren dar educación sexual en los colegios"
 
Como siempre que mienten, la frase suena bien. Pero ¿qué es lo que pretenden?
 
Un amigo me ha advertido y le hago caso, no titules el artículo como "Partido Pornográfico Español" porque puede dar lugar a malentendidos, ya que el "progresismo" contiene más perlas como esa.
 
Padres, los que os hablan de "educación sexual" son los que editan la "guía de masturbación" en Extremadura, los que aplauden con las orejas la ideología de género y el fomento de la homosexualidad en los colegios, los que se han propuesto convertir España en un país de "obsesos sexuales". Eso es CORRUPCIÓN, de la auténtica, de la que llega a la esencia de la persona.
 
¿Falsedad en la educación?
 
Educar significa sacar de un lo mejor que tiene; lo que proponen los socialistas es excitar la pasión de los adolescentes, lo que supone debilitar su voluntad.
 
Educar significa formar personas, hacerles crecer en las virtudes humanas, una de ellas es la fortaleza, otra la justicia, otra la templanza, otra la prudencia. Los socialistas debilitan la voluntad, fomentan la injusticia al convertir en objeto al otro ser humano, se ríen de la templanza y, con su imprudencia inician en nuestros jóvenes un camino que acabará en infelicidad, violencia de género, droga, sida, etcétera.
 
Educar significa enseñar y dar criterio. Los socialistas confunden ciencia con curiosidad malsana, y criterio con "el todo da igual" o lo hago "porque me apetece"
 
Quisiera recordar a esos "progresistas" que la educación sexual está englobada en algo más amplio, en la educación en la afectividad. Que desde que el hombre es hombre, es un valor la persona íntegra y continente, que esa integridad facilita el llegar al matrimonio con mayor capacidad de entrega y sacrificio, que la naturaleza humana tiene milenios existiendo lo que demuestra que sus "prioridades" se pierden en la noche de los tiempos, que no innovan sino que retornan al planteamiento orgiástico y fantasioso de los degenerados de las fiestas de Baco y de Afrodita, y que lo mejor que pueden hacer es PREOCUPARSE MENOS por nosotros.
 
Sólo os diré, padres, que a personas como esas, ninguna persona de bien invita a entrar en su casa: ¡¡¡violarán a tu  hija al tiempo que le dicen que le están enseñando!!! ¡¡¡Viejos verdes!!!
 
frid

viernes, noviembre 13

Políticos y la presión de la vida

 
 
El otro día oí a un representante de un partido de "derechas" que la actual ley del aborto no la tocarían por la paz social. Paz, sí ¿pero con asesinatos colaterales? Paz, sí, ¿pero renunciando a defender el derecho inviolable de TODA vida humana?
 
¿Qué culpa tiene él de ser concebido?
 
Desde que asistí al IV Congreso Internacional pro vida tengo una idea clara: "no hay paz social mientras no se frene el asesinato legal de los no nacidos" y, para eso hay que presionar a los católicos que están en la vida pública para que sean coherentes con su fe, y a todo político para que respete el PRIMER derecho: el derecho a vivir.
 
No me vale que alguien me diga, con buena intención: "haced vosotros presión social, cambiad a la opinión pública, que luego vendremos los políticos pro vida y como fruto maduro recogeremos esa demanda social y cambiaremos las leyes".
 
Eso es una falacia. Si eres político pro vida ¡¡¡clama, no te canses, defiende en todo ámbito donde te encuentres la vida humana!!!
 
Los inocentes que mueren hoy no pueden esperar. No seas cómplice con tu silencio de un asesinato más.
 
Por eso, al margen de la peculiaridad de cada grupo, en España hace tanto bien el grupo de Hazte Oir, aunque sea un incordio a algún partido de derechas que todavía se está pensando, en pro de la paz social, si una vida vale o no la pena de ser defendida con su voto.
 
 
Hemos conseguido que algún líder político que callaba ahora recomiende a sus afiliados que estén presentes en la manifestación del 17-O (octubre 2009) en Madrid, pero fue impelido a ello por la movilización de Hazte Oir. Sin embargo ese grupo tiene entre sus líderes a alguien que tiene un hijo probeta. Y todos sabemos que los hijos probeta son hermanos de otros tantos difuntos, embriones no implantados que o son desecho de laboratorio o están en el campo de concentración del "hielo" sin que nadie les reclame.
 
No pido que un partido político sea uniforme en su pensamiento, y más en la amalgama donde se respira más la libertad, en la derecha y ese indefinido centro. En la izquierda hay uniformidad, que no igualdad. Y las directrices morales están subordinadas a las directrices doctrinarias del Partido, que es una "religión laica", antes del colectivismo, ahora del "progresismo hacia la cultura de la muerte". ¿Serán capaces los cristianos socialistas de ser primero cristianos?
 
No es cuestión religiosa la defensa de la vida, si bien la religión es una magnífica ayuda. El sombrero de la religión tiene el lema del "sí a la vida"; pero la propia naturaleza tiene impreso en el corazón el "amor a toda vida humana" y en la cabeza el sello de "toda vida humana es irrepetible"
 
Para defender la cultura  de la muerte hay que desprenderse de la religión, del corazón y de la cabeza, y ser esclavos de las frases demagógicas de los enemigos de la vida.
 
Hoy es preciso presionar en las conciencias de los políticos, para que voten y hablen, para que manifiesten lo que piensan. Con miedos, con mentiras, no cambiaremos la sociedad. Y necesitamos que los políticos actúen. Ellos hacen y votan la ley, a ellos les hemos nombrado nuestros representantes. Que no se sientan cómodos viviendo de las rentas de un voto que se renueva cada cuatro años, que no nos encadenen con la falacia de que no hay otro. Al menos, que no vivan tranquilos "porque no hay otro"
 
frid

lunes, noviembre 9

Los frenos al nuevo orden mundial

 
 
 
La teoría de la democracia ideal, sostiene una garantía, que se ha demostrado que no es la única, para la libertad, es la separación de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Eso no es suficiente porque, ya Aristóteles y Platón hablaban de la corrupción de los sistemas de gobierno según lo fuese la base social, la oligarquía o el soberano. Todo pivota sobre la bondad y capacidad del que gobierna.
 
La democracia degenera en populismo  si el pueblo es corrupto. Ojo, los populismos sólo son posibles si hay una gran mayoría que "ama vivir sin trabajar" y hay un profeta que les dice que eso es posible. Por eso, un nuevo orden mundial podría ser más de lo mismo: "un populismo planetario". Y es que la cultura del trabajo no está implantada mayoritariamente en la sociedad.
 
Si el trabajo es un castigo o, sencillamente, algo que no hay más remedio que hacer para comer, si alguien nos libera de trabajar seríamos felices. Y, el trabajo más laborioso es el ¡¡¡pensar!!! que fácilmente delegamos a los creadores de sofismas.
 
Un orden social que no respete los diez mandamientos es un orden cojo, es un desorden. La construcción social armoniosa y pacífica requiere tres patas: armonía con uno mismo, armonía con los demás y armonía con Dios. Por eso, porque los hombres raramente adquieren ese todo armónico, el orden mundial es una utopía, y como toda utopía: un imposible. Y no hay nada más peligroso que intentar fabricar imposibles utilizando a los seres humanos como piezas de diseño.
 
Podemos costruir un mundo más justo, no "el mundo de la justicia en la tierra", siendo nosotros más justos y haciendo una opción de voto y elección a favor de políticos justos. Pero eso no basta: hay que respetar también una "técnica" natural que podríamos llamar "subsidiariedad en cuatro niveles". Primero la persona, segundo la familia, tercero el Estado Nacional y como último el "nuevo Orden Mundial".
 
 
Ese nuevo Orden hoy está representado en "mega poderes": La ONU y la Unión Europea  que están hoy controladas por los abortistas, los partidarios de la ideología corrosiva mal denominada de género, por los enemigos de la familia y de la vida humana; USA que cae a veces en manos de personas con ese perfil; y otras organizaciones económicas y sociales del mismo perfil. ¿Serán ellos los que respetarán el principio de subsidiariedad? un rotundo No es la respuesta correcta.
 
La presión sobre Irlanda para implantar el aborto, la condena a Polonia por no equiparar lo homosexual a la sexualidad natural, la condena al Estado Italiano por los crucifijos en las Escuelas, la presión internacional sobre los países de América Latina para que legislen contra natura es una muestra que ese "Orden mundial" hoy en día está dominado por las "fuerzas del mal", ¿el demonio super activo, o bien los hombres haciendo su papel, o ambos en connivencia?
 
Un orden mundial que se autolimitase en su capacidad de poder sería realmente un milagro, de esa posibilidad, habla Benedicto XVI en su Encíclica Veritas in Caritate. Y estas serían algunas consideraciones necesarias para avanzar bien por esa senda:
 
"Construir una sociedad sin Dios es construir una sociedad contra el hombre"
 
"La Autoridad Mundial no puede sustituir la idiosincrasia, pluralidad y cultura de los pueblos"
 
"Se debe garantizar el derecho inalienable de la vida desde su concepción hasta su consunción natural"
 
"La familia es la primera estructura social que tiene su propio ámbito competencial"
 
"La educación es tarea fundamental de la familia, el Estado está para ayudar, no para imponer"
 
"El respeto a la libertad exige que se respete la posibilidad de practicar una religión, de cambiar de religión, de educar a los hijos en la religión de los padres, de hablar de las propias convicciones, también las religiosas"
 
"La capacidad natural de asociación debe respetarse y fomentarse"
 
"Los impuestos no pueden dirigirse a fines que violentan las convicciones de los súbditos"
 
"Ante los conflictos entre legislación y conciencia, se debe respetar el derecho a la objeción de conciencia"
 
Y tantos y tantos derechos que hoy conculcan los constructores de ese utópico "Orden Mundial" que nos promete libertad, felicidad y vida sana y nos fabrica esclavitud, tristeza y muerte a la carta.
 
frid

viernes, noviembre 6

El peligro de "Una autoridad mundial"

 
 
 
El hombre está continuamente construyéndose, a veces elige en su fábrica materiales inapropiados, otras veces prótesis, las más máquinas e instrumentos que le permiten poner en valor su actividad intelectual. Pero esa construcción es cíclica: una generación comienza donde acabó la anterior, pero no siempre avanza hacia las cimas, muchas veces se precipita a los abismos.
 
Europa nació desde el pensamiento de tres grandes estadistas cristianos: Shuman, De Gásperi y Adenauer. Tenían como referente el horror de la Segunda Guerra Mundial y los crímenes contra natura de los nazis. Se creó en la base de los derechos humanos y de la cooperación entre las naciones.
 
Ese edificio de modo natural tiende a una unión no sólo económica sino política y, en nuestros sueños, vemos a todos los pueblos de la tierra bajo una sola estructura.
 
De hecho Benedicto XVI habla en "Caritas in Veritate" de la globalización incluso de la economía, del movimiento de capitales, de la comunicación y de la cultura. Hay una uniformidad como nunca la hubo y los medios de comunicación son en gran parte responsables de ese fenómeno.
 
Se habla de una autoridad mundial que haga de árbitro entre naciones y sea como "la policía internacional" para evitar conflictos y, seguimos avanzando hacia ese nuevo Orden Mundial con una Autoridad.
 
Curiosamente ya no están entre nosotros ni Shuman ni los demás creadores de la Unión, ni tampoco está entre nosotros el espíritu que les inspiró.
 
Europa sigue avanzando hacia la unión, pero ha sustituido los tres pilares del humanismo: Dios, la naturaleza humana y el bien común social por la negación de Dios, la reafirmación de la voluntad, la negación de la naturaleza y el relativismo de valores. En definitiva: los continuadores de la labor europea no son fieles a sus raíces, consideran el crucifijo como una amenaza y recrean e inventan nuevos derechos humanos que entran en conflicto con la vida del más inocente de los seres humanos: el que se gesta en el seno de su madre.
 
 
El nuevo orden mundial lo realizarán personas que piensan que no hay Dios, no hay moral, no hay una naturaleza personal y social estable. Y, por tanto, construyen desde CERO, un nuevo Orden Mundial al margen del sentir popular. Son "ilustrados" que nos manipulan y adoctrinan "para nuestro bien" en algo que "no saben si funcionará o será un fracaso social".
 
Los frutos del nuevo orden social son familias destruidas, ignorancia en las escuelas, violencia callejera y doméstica, incremento de suicidios, invierno demográfico. En definitiva: malos frutos de un mal árbol.
 
Es claro que mi actitud ante los nuevos constructores sociales sea de desconfianza. No funciona el relativismo ético, no funciona la negación de Dios, no funciona la interpretación del hombre como un mero proceso de voluntad soberana.
 
Por eso ¿una Autoridad Mundial? Es como abrir la puerta para que entre en escena el Gran Dictador Mundial, y se acabaría la posibilidad que todavía tengo de considerarme un exiliado en algún país que, aunque escaso, mantenga todavía gobernantes con sentido común y una sociedad en la que los hombres y mujeres se sientan orgullosos de ser como son, y, además se sientan felices de saber que tienen a Dios como padre.
 
frid

martes, noviembre 3

Otorgar derechos o reconocer libertades

 
Es muy peligrosa la mentalidad "progresista" que, al tiempo que afirma que tenemos más derechos que antes, nos los otorga por ley, como algo gratuito y, de paso, los regula.
 
Los derechos fundamentales se reconocen, no se regulan. Sólo se regula la situación de conflicto y las situaciones dudosas. El derecho a la vida es absoluto y no cabe una normativa que lo desarrolle. Pero cuando se otorga el derecho al aborto se ha eliminado el derecho a la vida del niño en el seno materno. Se han relativizado todos los derechos.
 
La libertad es algo connatural al ser humano, y por tanto no se otorga, pero su ejercicio puede entrar en conflicto con la libertad ajena, por eso cabe la regulación de su ejercicio en esos ámbitos, pero no así en otros. ¿Cabe acaso establecer una normativa para determinar nuestra libertad de pensar? Sin embargo cabe la normativa que impida que nuestra expresión sea una difamación o una calumnia. No se limita el derecho a la libertad de expresión sino al uso de la palabra como arma arrojadiza contra nuestro prójimo.
 
La esencia de los derechos impresos en la naturaleza implica su preexistencia antes de cualquier organización social. El Estado suele garantizarlos en una Norma Superior, la Constitución, que en esos aspectos muestra realidades que están por encima de la capacidad humana de cambiar u organizar la realidad. Mentir, matar, robar son acciones siempre contra natura. Pero al mismo tiempo el derecho a formar una familia, el derecho a la educación en libertad de los hijos, el derecho a la vida, son derechos que ningún Estado puede conculcar.
 
El legislador "progresista" intenta construir la realidad desde cero, inventando una nueva naturaleza. Si tenemos la suerte de que sus primeros presupuestos coincidan con los derechos humanos, no se notará mucho la trampa: "otorgar libertades que no reconocerlas". Pero no es esa la realidad del siglo XXI.
 
Hoy en día se regula todo, se tiene un exceso de normativa en la que por una parte se otorgan libertades contraponiendo el Estado a la Familia y haciéndose el Estado con la tutoría y educación de los hijos orientándoles habitualmente a la corrupción sexual y de valores. Pero al mismo tiempo se restringen las libertades básicas, las derivadas de la naturaleza del ser humano: la vida del no nacido, la buena práctica médica, el derecho de los padres a la educación de los hijos.
 
El Estado del Siglo XXI está hipertrofiado y, además, ofrece como "progreso" una construcción idealista que ya es un fracaso del siglo XX: la violencia doméstica, la inestabilidad de nuestros jóvenes y adolescentes con los conflictos generados contra la paz social y su propia salud, el fracaso escolar, la destrucción afectiva derivada del aborto o del divorcio son los frutos de sus ideales sociales.
 
Curiosamente la naturaleza muestra con los frutos de las leyes anti-natura, la realidad del recto orden social como contrapunto.
 
Hoy en día el derecho, amparado en mayorías amplias o exiguas, se construye contra la vida y violenta las conciencias. La res pública ha invadido la res social y la res personal. Ya había confundido todo lo público o social como de ámbito estatal, ahora está empeñado en disolver las relaciones familiares otorgando o quitando derechos de padres e hijos; y, también la conciencia del ciudadano implantándole nuevos modos de valorar el bien y el mal acorde al apriorismo progresista.
 
No entender que el derecho emana del ser natural del hombre, de la persona real, no jurídica y que ese ser humano es "criatura" y, por tanto está referido al Creador de la vida, hace que el más poderoso, que es el Estado, sustituya a Dios y, también, a la persona y su conciencia.
 
Por eso estos tiempos son tiempos de crisis del Estado. Le hemos dado demasiado poder y, después, hemos dejado a unos iluminados que lleven el timón.
 
frid