jueves, agosto 4

Libros de texto y proporcionalidad

Vamos anunciando recortes, pero para dentro de un año, lo que no sé si es una buena medida, pero quizá sirva para estudiar y proponer sugerencias.
 
Siempre he entendido que el mejor modo de afrontar la enseñanza obligatoria es el cheque escolar. Y, con él y la elección del centro, se crea una sana competencia entre centros públicos, concertados y no concertados.
 
No es justo que los padres tengan que pagar todo lo que cuesta la enseñanza en un centro no concertado y, además paguen con sus impuestos lo que les sale gratis a otros en centros concertados. Algo falla cuando además el concierto ha sido un arma de coacción de los socialistas para implantar ideología en la materia escolar y para tener condicionados a los centros de enseñanza sujetos al concierto.
 
Cuando un padre elige un colegio lo puede hacer por buscar un lugar elitista (lo que suele pasar en los ya innumerables ricos socialistas) o porque quiere una buena enseñanza (y a veces no llega porque se ha negado el concierto a ese centro escolar), o porque quiere un lugar barato porque no da valor a la formación.
 
He conocido padres muy sencillos que han gastado TODO por una buena formación de sus hijos. No querían experimentos y, por eso han sacrificado vehículo, vivienda, televisión y diversiones. No son ricos que buscan una élite, son gente sencilla, magníficos padres, que quieren hacer profesionalmente bien su trabajo. Ellos son los grandes paganos del sistema de conciertos y becas actuales.
 
Si sólo se subvenciona el texto escolar en colegios públicos o concertados se es injusto con esos padres. Si el criterio de renta se introduce al margen del centro escolar se está más cerca de la doctrina del "cheque escolar". Si los conciertos se abren a todos los centros privados que los pidan, sin excluir a los que dan enseñanza diferenciada, si no se utiliza el concierto para agobiar e imponer ideología, estamos más cerca de la libertad educativa.
 
¿Habrá fortaleza en los populares para recrear un sistema que fomente de verdad la iniciativa, la libertad, la verdadera elección de los padres?
 
Lo que es claro es que los números compensan: la libertad de elección va unida a la rentabilidad de los recursos, a la eficiencia de los medios educativos y a la calidad de enseñanza.
 
frid

miércoles, agosto 3

Tiempo de realidades, ¿por qué no también de ilusión?

Los gobiernos del Partido Popular están intentando que pongamos los pies en la tierra: la economía va mal y el esfuerzo para sacarla adelante nos toca a todos.
 
 
Su mensaje es claro: ¡no estamos para grandes alegrías!, pero el ciudadano medio pregunta ¿podemos permitirnos alguna? No estamos para grandes proyectos ¿sólo los faraónicos o todos? Porque el ciudadano necesita ilusión, y la ilusión no es sólo enfriar el gasto hasta llegar al nivel de nuestra capacidad.
 
Los socialistas han vendido siempre humo, han derrochado como cigarras lo disponible y han arruinado ya dos veces España. ¿Los populares son sólo las hormigas que trabajan día a día como esclavas o son algo más?
 
Podemos decir que ahora hay que aguantar para poder recuperar la capacidad de los grandes proyectos; también que podemos encontrar la ilusión de lo ordinario, hacer rendir las cosas buenas y sencillas de nuestra vida, el potencial de sol y alegría connatural al español medio. Hay muchas cosas que podemos hacer con ilusión y arrimando todos el hombro.
 
No me resigno a que nos asignen a la "derecha" solamente el trabajo duro; creo que podemos ser sembradores de una alegría realista y sana y, también, motores de grandes proyectos e ilusiones.
 
Probablemente los nuevos "grandes proyectos" requieran una colaboración entre iniciativa pública y privada, entre Estado y autonomías, entre autonomías y ayuntamientos. Quizá sea preciso una selección de los mejores de esos proyectos. Pero si no conseguimos ilusionar a la ciudadanía nos arriesgamos a dejar que, de nuevo, los cantos de sirenas engañen a la gente y vuelvan a elegir un gobierno de cigarras para una tercera ruina económica de España.
 
frid