jueves, octubre 21

Los límites de la vida: no es relativismo, es conveniencia

¿Donde está el límite para respetar una vida humana? Me dio un poco de luz una conversación con un "relativista" racional, de esos que llegan a sus últimas consecuencias. Él comentaba que el valor de la vida era un asunto de opinión: "discrepan autores", luego al final cada uno es libre de pensar en qué momento le da valor a una vida, y en que momento puede echarla por la papelera.

Consecuencia: si eso es así, la sociedad no puede proteger ninguna vida. La única razón de la pena por matar sería de "orden público", para que haya cierta paz social. Nuestra vida sería relativa porque o es universalmente protegida y considerada intocable, o no es protegida en absoluto.

La vida, como valor relativo, está indefensa ante la opinión contraria que podría ser mayoritaria. Ese es el ligero paso para aplicar la "pena de muerte" al ideológicamente contrario, previo a definirlo como "inadaptado", "problema social", y aplicar la "eliminación de un elemento vivo improductivo, hostil, molesto, enfermo, antieconómico, o cualquier definición que les parezca".

Eso sí: no serían hombres a los que eliminasen, como la genial Aído asevera al hablar del aborto, serían "seres vivos pero no humanos" o "no personas humanas" porque la sociedad los descatalogaría como tales en su Derecho Positivo.

Hoy el límite de la vida está marcado por tres egoísmos:

El de la madre que no quiere asumir la consecuencia de su embarazo. Además hay que tener en cuenta el negocio del aborto y la soledad provocada por los propios familiares en caso de no ceder al aborto.

El de los familiares que no quieren asumir el cuidado de un enfermo terminal, de un disminuido psíquico o físico. También el de los Gobernantes que quieren ahorrarse los gastos sociales.

El de la persona que no quiere vivir porque para ella no tiene sentido ni el dolor, ni el fracaso, ni la vergüenza ante una acción innoble.

El Estado es sólo el reflejo de los "límites egoístas" que las personas que lo componen se han trazado.

Y, ojo, no son locos los que definen al "inadaptado" como un problema social que puede ser eliminado: son los "ius-positivistas" o "progresistas" que ya nos encontramos incluso en ¡tertulias de café!

Y es que como ellos mandan no se plantean todavía que otro pueda definirlos a ellos como "inadaptados" y eliminarlos.

No nos extrañe que estos existan: los gulabs y los campos de exterminio son inventos de Occidente.

frid

2 comentarios:

Leona catalana dijo...

El relativismo es el cajón de sastre del que se valen los que carecen de moral. En él echan de todo y cuando necesitan algo lo sacan, exponiéndolo ufanos y triunfantes. Pero si más adelante necesitan sostener -por la conveniencia del momento- algo diametralmente opuesto, echan mano de lo mismo y lo presentan como algo distinto, llamándolo de otra manera.

frid dijo...

Magnífico resumen del relativismo, sí Leona: el relativista es "sencillamente" un caradura.