sábado, noviembre 20

Democracia versus socialismo

Cada vez que veo los frutos del socialismo, me convenzo más de que si bien el camino de la organización social es complejo, no va en absoluto por el socialismo, salvo que se quiera destruir esa sociedad. Y, ahora que entendemos como el mejor sistema de gobierno posible la democracia, es preciso desenmascarar las ideologías "anti-democráticas"

En los sistemas democráticos todos somos iguales ante la ley, pero es no lo es todo; la ley es un instrumento que nos damos para ordenar la sociedad. El individuo está antes que la ley y ella está a su servicio. La ley garantiza la igualdad en el punto de salida, en absoluto la igualdad en el punto de llegada. Las actitudes, la laboriosidad y la "fortuna" hacen el resto.

En el socialismo aparentemente todos somos iguales ante la ley; pero la ley es la que organiza la vida del individuo y le pone a su servicio. Por eso la ley define la igualdad como una situación inamovible: crea estatuas de sal en vez de ciudadanos libres. La ley es el instrumento coercitivo que el Partido impone a las libertades.

Y, hablando de libertad, en democracia la libertad es un hecho, sólo se limita para evitar abusos, para proteger al débil, al inocente, al libre comercio. Es un axioma previo que permite el desarrollo de la familia, los entes sociales, las empresas y el ejercicio de la religión.

En el socialismo la libertad es un patrimonio del Estado y se da al individuo. El individuo debe estar agradecido por las esferas de libertad permitidas, normalmente de la cintura para abajo y normalmente fallan del cuello para arriba. Por eso se da libertad a la madre para matar a su hijo en el seno materno y se quita la libertad al niño para nacer; se da libertad de elegir un colegio público según criterios limitados y no se da la igualdad económica para elegir la enseñanza en un colegio privado; de da libertad a propagar ideas de odio a la religión, de unidades curiosas para estructurar "familias" y se prohiben los signos religiosos o la defensa en la escuela de la familia natural.

En el sistema democrático el líder tiene que rendir cuentas a sus votantes y gobierna para todos los ciudadanos; no es el dictador de un sistema ideológico sino un gestor para procurar las condiciones de bienestar y justicia que permitan el desarrollo de la persona. No "crea" felicidad sino que facilita los medios para llegar a ella.

En el socialismo lo que hay es sectarismo: el líder sólo da cuentas a su partido, engaña la opinión pública, ignora a los que no le han votado e impone un modelo social que sólo introduce tensiones y degeneraciones personales. Es una tiranía desde la elección democrática.

Y es que el líder democrático gobierna desde la democracia, el socialista llega al gobierno desde la democracia y, luego, gobierna desde el despotismo.

frid

1 comentario:

Leona catalana dijo...

Todo resumido en tu último párrafo.
Brillante.