lunes, abril 18

En defensa de las procesiones


Es curioso que una realidad pacíficamente vivida durante siglos se convierta en conflicto en la nefasta era "Zapatero", y es que su programa político no era el del "bien común" sino el de la "siembra de la discordia".
 
No he conocido esos nefastos tiempos en los que los "republicanos" dividían a los españoles en amigos y enemigos y metían en el saco de enemigos a todo lo que oliera a católico. Y, creando esa división y odio, dejando sus funciones de proteger el orden público, afirmando que todas las "iglesias" no valían siquiera la "vida de un republicano" como si tuviese que haber un conflicto distinto al del odio por ellos generado, provocaron la inestabilidad, una revolución fracasada por el PSOE de entonces y otra victoriosa por los que "defendían ya su propia vida".
 
Rodríguez Zapatero tenía un proyecto que puede resumirse en: igualar el mal y el bien, equiparar el matrimonio con uniones de natural estéril, equiparar la elección de la vida humana al asesinato del no nacido, trivializar el instinto sexual, convertir el cuerpo en una elección que se construye al margen de la naturaleza y la buena ecología humana, equiparar el amor de Dios con el odio a Dios. Y, todavía, puede hacer mucho daño porque sigue con su proyecto en ese poco tiempo que le queda para seguir arruinando nuestra convivencia.
 
Sus "hijos", gracias a Dios pocos, y que tienen todavía limitada su acción a un mínimo constitucional, han tomado la bandera del "odio a Dios" y la "eliminación de Dios de la vida pública y privada, en especial de la infancia" y han generado algunas leyes nefastas, antinaturales y creadoras de tensión que habrá que eliminar cuando se recupere la normalidad democrática: la democracia de la concordia.
 
Han confundido lo social con lo público, que no es lo mismo: Es un fenómeno social la manifestación de la religión, como las Procesiones de Semana Santa, aunque se desarrollen en la vía pública. Y lo público se ha confundido con lo estatal, y al considerar al Estado, al gobierno de la Comunidad o del Municipio como propietarios del espacio público en vez de administradores, propugnan que en ese espacio son absolutamente soberanos.
 
No regulan los espacios públicos para el uso sin conflictos de esos lugares por "el público", sino que pretenden limitar otra vez el ejercicio de la libertad con leyes contrarias al sentir social y mayoritario. Su proyecto "contra la libertad religiosa" es otra baza de un socialismo degenerado que ha pasado a la beligerancia contra la cultura "tradicional", basada en la naturaleza de las cosas, para generar otra cultura basada en la "voluntad soberana", incluso contra natura. Y a esa voluntad soberana le hace violencia cualquier Soberano, es decir el Creador.
 
Las manifestaciones procesionales son un culto a Dios, un culto público de una mayoría social, pero que va contra corriente del voluntarismo socialista: Los hombres veneran a un Dios que muere en la Cruz para redimirnos y al que acudimos con humildad. Los "hijos de Zapatero" odian lo que suponga un Ser superior al que reconozcamos nuestra dependencia.
 
Nuestras procesiones son de hombres libres que desean rendir culto a quien les creó en libertad; los que nos atacan en "nombre de modernidad" pretenden convertirnos en corderos a los que arrebatan la razón de su vida y su esperanza.
 
Bienvenidas las procesiones que son señal de Amor, y bienvenida la prohibición de la "procesión blasfema" que es una exaltación más del odio que ha sembrado Zapatero.
 
frid

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