Hay una virtud, la prudencia, que lleva a veces a obrar con energía, pero
que otras lleva a callar, antes de meter la pata como aquella belleza que
asistió a un baile de ciudad y tenía orden de su madre de no decir ni pío para
que no se notase su simplicidad.
Marcelino Iglesias habló y creo que ha demostrado dos cosas: que vive en
Marte y no capta los problemas que los españoles tenemos en este tiempo y que
quizá sus intereses sean muy simples y al tiempo peligrosos.
Si España debe salir de la crisis lo debe hacer unida. Los soberanismos de
los políticos catalanistas derivados de inventar siglos de agravios donde no
había ya espíritu emprendedor sino sólo el espejito donde verse las pupas, no
ayudan, más bien lastran nuestra economía.
La ley de lenguas en Aragón intenta afirmar el hecho diferencial del
territorio y, al tiempo, no entregar nuestra cultura a los soberanismos
descentrados.
Pero hay otra pregunta en el aire que tiene respuesta evidente ¿Qué
intereses tiene Marcelino Iglesias al defender la cooficialidad de la lengua
catalana?
Y, sin embargo, en otras muchas cosas ese ex-presidente aragonés, quizá
por tener de socio al PAR en su legislatura no fue un jacobino a lo Zapatero
aunque contó con el dudoso orgullo de ser uno de sus delfines de confianza
Federico R. de Rivera
No hay comentarios:
Publicar un comentario