viernes, junio 26

Pacifismo... no gracias

 
Una de las palabras más manidas por la izquierda española es el pacifismo que se abrogan, frente la visión de una derecha radical y trasnochada. Desde su posición pacífica acaban cometiendo todo tipo de tropelías contra "los intransigentes" que no han comenzado siquiera su defensa.
 
 
Y no voy a hablar de algo que detesto: la violencia; porque pienso que Dios nos dio cabeza para razonar y plantear las batallas a través del diálogo, aunque no el diálogo de sordos y menos con un bobo.
 
Digo que no al pacifismo porque, desde que llegó Zapatero a gobernar nuestro país, o incluso antes... en su fase de precampaña y campaña electoral, ya he sufrido bastante con su "dogma" y su aspiración al ´"Nobel de la paz".
 
Hechos que no palabras avalan mi postura:
 
Los gritos después del 11-M ante las sedes del Partido Popular al grito de "asesinos", cuando fueron una víctima más.
 
Las agresiones de descontrolados socialistas a candidatos populares en aquellas elecciones y otras, en especial en Cataluña donde se les trataba como extranjeros en su patria.
 
El pacto de Tinell y el esfuerzo del aislamiento político, que es un tipo de violencia ya practicada por los griegos: el ostracismo.
 
Las últimas joyas de la corona socialista: la píldora "asesina" del día después expendida como si se tratase de una gominola; y el negar a los padres el derecho a tener algo que decir si una niña de 16 años se queda embarazada.
 
Fuera de nuestra tierra pero haciéndose eco los "progres pacíficos españoles":
 
Los revuelos cada vez que el Papa Benedicto XVI habla algo que requiere cabeza e inteligencia para comprender levanta nuestra "iletrada izquierda": como que Dios es razonable y que ante el Islam se tiene que plantear que Dios no es violento; que los preservativos no solucionan el problema del SIDA; o el boicot que la izquierda hizo al Papa para impedir que hablase en la Universidad de la Sapienza  en Roma.
 
En España esos progresistas en la Jornada de las familias de Valencia se dedicaron a lucir sus cueros y atributos ante familias desconcertadas. Padres y niños fueron recibidos por una carabana de ciclistas despelotados y con algunos carteles "violentos"
 
Es claro que, ante esas "realidades pacíficas" prefiero ser "otra cosa".
 
Y ¿por qué me ha venido esta aprensión al pacifismo?
 
Hay dos hechos que habría que meditar del pasado: La Alemania nazi iba a invadir Inglaterra, algún pacífico de izquierdas sugirió que les recibiesen con flores en vez de con una defensa militar, así harían turismo y se volverían a Alemania. No se les hizo caso y se ganó una guerra contra uno de los "genios del mal". El otro "haz el amor y no la guerra" de los "pacíficos manifestantes parisinos", con sus correspondientes barricadas: en ese hemos creído los europeos y todavía no sabemos que para vivir hay que "violentarse todos los días", al menos para dar el salto de la cama para ir al trabajo. Y que no llega a la cima quien no se fatiga.
 
Por otra parte, hablando con un amigo pacifista, me comentaba que la Iglesia había sido violenta en su Historia. No niego errores humanos, pero ¿querría que los cristianos no se defendieran? Reprochar a los cruzados, y no reprochar la guerra santa... eso es pacifismo.
 
Quizá en vez de pacifistas haya que ser pacíficos. Y contar "hasta diez" antes de dar un sopapo a quien molesta,
 
Pero "pacifista" sólo sería si fuese de izquierdas, porque entonces el sopapo sería "legítimo diálogo contra un violento de derechas"
 
frid

1 comentario:

Sil dijo...

Es la razon del hombre la que nos llevara a un espacio de paz, debemos aprender a escucharnos, aceptar nuestros errores, olvidar diferencias y plantear e camino que nos lleve a ser pacifistas de algun manera.
Saludos