viernes, noviembre 13

Políticos y la presión de la vida

 
 
El otro día oí a un representante de un partido de "derechas" que la actual ley del aborto no la tocarían por la paz social. Paz, sí ¿pero con asesinatos colaterales? Paz, sí, ¿pero renunciando a defender el derecho inviolable de TODA vida humana?
 
¿Qué culpa tiene él de ser concebido?
 
Desde que asistí al IV Congreso Internacional pro vida tengo una idea clara: "no hay paz social mientras no se frene el asesinato legal de los no nacidos" y, para eso hay que presionar a los católicos que están en la vida pública para que sean coherentes con su fe, y a todo político para que respete el PRIMER derecho: el derecho a vivir.
 
No me vale que alguien me diga, con buena intención: "haced vosotros presión social, cambiad a la opinión pública, que luego vendremos los políticos pro vida y como fruto maduro recogeremos esa demanda social y cambiaremos las leyes".
 
Eso es una falacia. Si eres político pro vida ¡¡¡clama, no te canses, defiende en todo ámbito donde te encuentres la vida humana!!!
 
Los inocentes que mueren hoy no pueden esperar. No seas cómplice con tu silencio de un asesinato más.
 
Por eso, al margen de la peculiaridad de cada grupo, en España hace tanto bien el grupo de Hazte Oir, aunque sea un incordio a algún partido de derechas que todavía se está pensando, en pro de la paz social, si una vida vale o no la pena de ser defendida con su voto.
 
 
Hemos conseguido que algún líder político que callaba ahora recomiende a sus afiliados que estén presentes en la manifestación del 17-O (octubre 2009) en Madrid, pero fue impelido a ello por la movilización de Hazte Oir. Sin embargo ese grupo tiene entre sus líderes a alguien que tiene un hijo probeta. Y todos sabemos que los hijos probeta son hermanos de otros tantos difuntos, embriones no implantados que o son desecho de laboratorio o están en el campo de concentración del "hielo" sin que nadie les reclame.
 
No pido que un partido político sea uniforme en su pensamiento, y más en la amalgama donde se respira más la libertad, en la derecha y ese indefinido centro. En la izquierda hay uniformidad, que no igualdad. Y las directrices morales están subordinadas a las directrices doctrinarias del Partido, que es una "religión laica", antes del colectivismo, ahora del "progresismo hacia la cultura de la muerte". ¿Serán capaces los cristianos socialistas de ser primero cristianos?
 
No es cuestión religiosa la defensa de la vida, si bien la religión es una magnífica ayuda. El sombrero de la religión tiene el lema del "sí a la vida"; pero la propia naturaleza tiene impreso en el corazón el "amor a toda vida humana" y en la cabeza el sello de "toda vida humana es irrepetible"
 
Para defender la cultura  de la muerte hay que desprenderse de la religión, del corazón y de la cabeza, y ser esclavos de las frases demagógicas de los enemigos de la vida.
 
Hoy es preciso presionar en las conciencias de los políticos, para que voten y hablen, para que manifiesten lo que piensan. Con miedos, con mentiras, no cambiaremos la sociedad. Y necesitamos que los políticos actúen. Ellos hacen y votan la ley, a ellos les hemos nombrado nuestros representantes. Que no se sientan cómodos viviendo de las rentas de un voto que se renueva cada cuatro años, que no nos encadenen con la falacia de que no hay otro. Al menos, que no vivan tranquilos "porque no hay otro"
 
frid

1 comentario:

Jackie Silva dijo...

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