sábado, mayo 28

Mis pactos deseados


España ha mostrado que sabe lo que quiere en las votaciones del 22-M: unos nuevos actores en la política nacional, un relevo de si´glas y que sea el Partido Popular el que lidere el camino para sacarnos de la crisis. Hay un fuerte motivo económico legítimo: queremos salir del agujero en el que nos metió Rodríguez Zapatero. Mariano Rajoy tiene una gran responsabilidad pues todavía no se ha dado la segunda respuesta: la de las elecciones nacionales.


España no está en tiempos de experimentos sociales, única política clara de Rodríguez Zapatero, ni mucho menos está en tiempos para dar alas a la inseguridad derivada del movimiento asambleario del 15-M.


No estamos en tiempos de espera, aunque las elecciones nacionales estén a la vuelta de la esquina. Las autonomías y los municipios son parte de la estructura de gobierno y parte importante para sacar nuestra nación adelante. Luisa Fernanda Rudi dijo "me dejaré la piel en el intento", los españoles sabemos que llega el momento de arrimar el hombro: trabajo, esfuerzo, generosidad, austeridad, ilusión, iniciativa, en definitiva: un gobierno que gobierne, no que corrompa el sistema social con leyes ideológicas; un gobierno al que le interese la persona concreta y no que se dedique a planificar una nueva humanidad progresista destruyendo el tejido social familiar.

En gran parte de las autonomías el Partido Popular ha alcanzado mayorías absolutas, han recuperado Cantabria después del experimento del personalismo de Revilla, han alcanzado Castilla-La Mancha y todas las mayorías menos en Asturias donde otro personalismo, esta vez ganador, ha dado a Rajoy una lección de poder local a tener en cuenta. Se puede decir que en todas partes las mayorías se han centrado, incluso en el País Vasco, si bien la serpiente sembrada por Rodríguez Zapatero ha pasado a ser la segunda fuerza política y ha creado la incógnita de la posible convivencia pacífica en las provincias vascongadas.


En Aragón los electores han dado una victoria histórica al PP, un PP que ha pagado la penitencia de un desentendimiento con el PAR en tiempos del anterior presidente popular y que no debe cometer los mismos errores del pasado. La voluntad popular le ha legitimado para formar mayorías de gobierno y se muestra contra natura un posible "cuatri-partido" para gobernar en contra del PP.


Pero esos "en contra del PP" muestran claramente que Rodríguez Zapatero ha virado a una izquierda extrema, y ha abandonado el centro. En puridad, la ciudadanía ha elegido a Eloy Suárez para regir la ciudad de Zaragoza, pero las matemáticas no le dan los números y la izquierda extrema ya ha avisado que con el PP ni agua, que sigue vigente el pacto de Tinell a la aragonesa y han mostrado su carácter visceral, radical y de poca madurez democrática. Algo parecido ocurre en Extremadura y en otros lugares. El PSOE todavía tiene que virar y centrarse y, probablemente, renunciar a la ingeniería social de sus inicuas leyes, la última contra la libertad de modelo educativo.


España no alcanzará la madurez democrática con un PSOE liderado por un nostálgico de los tiempos de la Segunda República y de la revolución de Asturias; España sólo tendrá pactos de estado y mayorías de interés general cuando el centro sea el árbitro de las elecciones, España necesita alguien que devuelva la libertad que el PSOE ha ido limitando en su incontinencia legislativa.




Con una vuelta al centro, a una social democracia, los pactos de Estado como los hubo en Alemania serían posibles, y los nacionalismos verían limitada su capacidad de coacción a todos los españoles, las autonomías se gobernarían en cooperación entre ellas y con el conjunto del Estado. El PP no necesita ese viraje pues la "derecha extrema" sólo existe en la lengua viperina de la propaganda de estos socialistas.


El 11 de junio y el 22 nos mostrarán un panorama distinto, pero no será debido a un centrarse de los socialistas sino a una llamada de atención del electorado, harto de un Rodríguez Zapatero que se ha olvidado de la "España real" y ha gobernado hacia la "España ideológica". Sólo pactos de UPN, CiU, PNV, CC aunque sean a nivel municipal con el Partido Popular mostrarán el inicio de algo necesario para la democracia: "la obsolencia del pacto de Tinell o del todos contra el PP", que ha sido la clave de la política nacional en los años de la debacle económica.


frid


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