martes, mayo 19

Liberalismo en Juan Manuel de Prada

 
 
Hay mucho ruido en la "red" por un artículo de Juan Manuel de Prada sobre el "liberalismo" en el que muestra una realidad, una vaguedad y una falsedad.
 
 
La realidad es la existencia de distintos tipos de liberales; la vaguedad es la interpretación de "liberalismo difuso" al hablar de la afirmación de Esperanza Aguirre sobre el ser liberal definido como "toda persona debe elegir libremente"; y la falsedad es afirmar que el "liberalismo" desemboca en su opuesto, el "totalitarismo".
 
Sin embargo no se puede linchar a nadie en la red por no ser liberal. ¿Liberales intolerantes? ¿liberales?
 
Ahora, sí se le puede rebatir con razonamientos su afirmación en el crítico artículo sobre el "liberalismo" que publicó en el ABC, y ¡ójala! el debate de ideas estuviese en este campo, buscando una organización política más justa más que una más populista como es el caso de Occidente.
 
La realidad de la que se debe partir es una realidad antropológica: o el hombre tiene una naturaleza inmutable como sustrato, lo que significa que hay bien y verdad al margen de que lo conozca o se adhiera a él; o bien con una naturaleza "en construcción" nada hay de verdadero o falso salvo lo que afirme su voluntad soberana.
 
En el caso primero se puede hablar de un "liberalismo" fundamentado en una realidad constitutiva y antecedente. Y eso se muestra en verdades absolutas como "matar es malo", "mentir es malo", y en la necesidad de protegerse de esas agresiones a través del Derecho, de la ley justa y de la autoridad. Pero también es una verdad absoluta que "la droga mata" y que "el vicio esclaviza" y ahí está la experiencia diaria de la voluntad debilitada de drogadictos y ludópatas.
 
En el segundo supuesto: la voluntad creadora, no tengo nada que objeta a De Prada. Si no hay verdades, si no hay orden moral antecedente, ¿qué impide la ley de la selva o la imposición desde fuera de criterios que impidan en caos generado? Ese es el razonamiento roussonianio y, también, de Peces Barba, y la justificación ideológica de la Educación para la Ciudadanía del gobierno socialista.
 
La confusión que introduce sobre la afirmación de Esperanza Aguirre es torticera, porque ¿no podía interpretar que Esperanza Aguirre está afirmando que nada ni nadie puede sustituir la libertad de conciencia, o que nadie puede sustituir la voluntad ajena?
 
Podría haber concluido que "no sabe lo que quiere decir" Esperanza Aguirre, pero de ahí derivar al liberalismo relativista no se puede hacer sin un quiebro en su discurso.
 
Aquí estamos entrando en el meollo del pensamiento liberal, en el que coinciden conservadores y radicales; en que el ser humano tiene "algo" irrenunciable.
 
Muestras de ese "algo" irrenunciable: "no se puede convertir a una religión a nadie a la fuerza", "no se puede obrar contra conciencia", "no se puede entregar al Estado ni a nadie la libertad para caer en esclavitud", "no se puede eliminar una vida humana inocente".
 
Es la tensión entre la esfera personal y social la que acaba mostrando los límites de aquello a lo que el ser humano puede comprometerse o renunciar.
 
Y creo que la falsedad que sostiene es la de introducir todo el liberalismo en el "liberalismo derivado del relativismo ético".
 
frid

1 comentario:

Sil dijo...

Hola como estas, siempre tan interesante lo que subis, con respecto a mi blog filosofico, no se que paso, un dia entre y ya no estaba, esas cosas de las vida que pasan y no tienen explicacion...en fin, igual en este espacio nuevo tratare de hacer lugar para todo.