miércoles, enero 19

¿Nostálgicos de la barbarie?


Acabo de leer un artículo de Fernando de Mer en el libro "Cristianos y democracia", que me ha llevado a pensar que el iluminado Rodríguez Zapatero es un romántico, nostálgico de tiempos pasados, pero curiosamente de aquellos en los que la barbarie se adueñó de la vida de los españoles.

En la II República, los laicistas se apoderaron de la sociedad española y quisieron implantar un modelo laico profundamente anticristiano, que transformara nuestra sociedad en otra tipo Ilustración en la que ellos, los prohombres, los santones, redefinieran al ciudadano, un "personaje" despojado de su ser cristiano, de su conciencia religiosa y que obedecería como a un Dios al Parlamento y obedecería sus Leyes como si fuesen mandamientos.

Esos ilustrados tenían fe, fe en la capacidad de la razón en construir un sistema social que diera la felicidad y el bienestar a los ciudadanos, eso sí: de tejas para abajo ya que el sentido de la transcendencia y las razones de un Juicio Final o Premio en el Paraíso eran sustituídos por la "fama" y las estatuas de prohombres. Como se ve: el paraíso ilustrado era sólo para la clase "política ilustrada", el pueblo sólo quedaba para darles culto y llenar sus mítines y sus ceremonias.

El nuevo ilustrado, Rodríguez Zapatero, se ha encontrado ya una sociedad laica, no laicista, en la que la Constitución, según su artículo 26, preveía que la religión fuese una manifestación más "pública y privada" de la libertad de los ciudadanos, que tenía una carta de naturaleza y existencia pacífica al mismo tiempo que se reconocía a la Religión Católica como la mayoritaria, pero no así como susceptible de un trato preferente más allá de ese reconocimiento. Algo parecido a cómo cuando hay que pactar reformas laborales se acude por el Gobierno a los Sindicatos mayoritarios principalmente.

Este nuevo ilustrado ya no tiene fe en la razón, y ha sustituído la inteligencia por la voluntad. Pretende apropiarse del Parlamento para construir un sistema social que garantice "la salud y el máximo placer posible". El bienestar intelectual se ha transformado en el efímero "estar a gusto", "sentirse bien", algo etéreo que no da para que se hagan ni estatuas a los prohombres de la "cultura del sexo", a lo sumo un cartel para sus nuevos lugares de culto: los "night clubs" y lugares similares.

Peces Barba, que cuando trabajó la Constitución, se decía católico, socialista y marxista, explicaba que el riesgo de un PSOE sin Dios era que "el socialismo degenerara en un calvinismo sin Dios" y mira si dio en el clavo.

Hoy el proyecto "ilustrado", el del máximo placer y salud, concede libertades de ombligo para abajo mientras va coartando la libertad cada vez de modo más descarado desde el ombligo hacia la coronilla, quizá porque en su aversión a lo "santo" no puede tolerar que se exalte aquel lugar donde en los cuadros religiosos se dota al ser humano de un aura que refleja su santidad, que ilumina principalmente su inteligencia.

frid

No hay comentarios: