jueves, febrero 12

Intelectuales y conversos.

Había ya leído este artículo de Jorge Enrique Mújica ¿Conversos en el siglo XXI? Los sigue habiendo y. al recordarlo, he ha hecho pensar en muchos escritores de habla inglesa conversos de comienzo del siglo XX y que se mantiene una larga procesión de acercamiento a Dios desde comienzos de nuestro siglo, también de intelectuales y literatos.
Algo tienen todos en común... son personas abiertas a la Verdad. Pueden ser optimistas como Chesterton, reflexivos como Knox o amargos de digerir como Waung... pero todos ellos creen en la capacidad del intelecto humano de descubrir la verdad y de adherirse a ella.
La verdad es algo que se desvela al intelecto de modo natural.
Yo suelo partir de un principio muy tomista y chestertoniano: "en general el hombre está bien hecho"... aunque tenga los fallos debidos al pecado original, aunque tenga "goteras".
La inteligencia hecha para conocer... naturalmente funciona bien. La voluntad, hecha para amar, lo hace bien. Los sentimientos y las pasiones, el corazón y los órganos corporales... si estamos sanos, ellos también.
Los órganos están hechos para su función y "disfrutan" ejerciéndola. Y, cosa curiosa: mientras que los órganos materiales "no crecen ilimitadamente", sino que su crecimiento está reglado por las leyes del desarrollo individual; la inteligencia y la voluntad pueden crecer y crecer... pueden incorporar conocimientos y hábitos cada vez más profundos y más sólidos.
La memoria, parece, es limitada en "los presentes" o en lo que "pueda rememorar"... pero la profundidad del conocimiento es distinta... es inmaterial, es un captar el ser en su razón de verdad y es un profundizar sobre la razón de que ese ser sea verdadero... y, mira por donde, ahí hay una grieta que te muestra al Ser Necesario, a Dios... y ese portillo que te muestra el sentido profundo de todo existir es el que, a una persona sincera consigo mismo, a alguien humilde que no se ha montado la película de ser el que "dicta leyes y órdenes universales", el que le hace preguntarse: ¿Y si Dios ha hablado? ¿Y si Cristo fuese la voz de Dios? ¿Y si la Iglesia Católica fuese la casa de Dios? ¿Y si esa Casa también fuese mi propio hogar?
Por eso tantos conversos tenían la sensación, al abrazar el catolicismo, que habían vuelto al Hogar. Ellos, hijos pródigos "de modo involuntario"... encontraron los brazos amorosos de su Padre Dios y han sido y son personas sin complejos y entusiasmados por la perla que descubrieron.
Los que siempre estuvimos en casa tenemos la labor de acogida, de lealtad... al fin y al cabo nuestra vida ha sido el reclamo del Padre para que otros entraran en la Casa de Dios y debe seguir siéndolo.
Converso debe ser sinónimo de "un mercader que busca perlas preciosas y al encontrar una de valor incalculable... vende todo lo que tiene y compra esa perla".
Y nosotros ¿Los que hemos tenido siempre como propia esa maravillosa perla? Deberíamos estallar de felicidad.
frid
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