martes, julio 10

El mito de la ideología de género

Nuestros amigos socialistas continuamente nos están liberando. Tienen una historia plagada de "liberaciones a la fuerza", Si bien para ello han contado primero con el entusiasmo de las masas. La demagogia que esgrimieron hizo que el pueblo ruso, el "proletariado" les entregase el poder y, con ello su libertad.

Nació "del pueblo" y enseguida encauzaron al pueblo a las purgas, el dirigismo, el control del portero y del vecino y la sombra del Gulab. Y ese paraíso terrenal impregnado de la sangre de millones de personas, sacrificadas por un sueño, se derrumbó... y con ello la liberación marxista del proletariado. Pero, oh curiosidad, los intelectuales no dejaron de ser marxistas y de mantener su vocación de libertadores.

La revolución cubana, las guerrillas americanas son fruto de la inercia de una revolución intelectualmente caduca. Ya saben lo que les espera a los "campesinos" de los regímenes marxistas y populistas... una paulatina entrega de su libertad, una tiranía ineficaz para sacar adelante una nación, la pobreza y la esclavitud del Estado hasta que la gente haga una auténtica revolución en pro de la libertad.

Pero en Europa no hay, por ahora, esos "Proletarios" a los que liberar. Y los ideólogos de la liberación nos quieren liberar de nuestro propio cuerpo, de nuestra propia realidad. El mito del 68: "la imaginación al poder" ha encontrado un adalid que pretende "realmente" gobernar con la imaginación.

Rodríguez Zapatero no es una Alicia en el país de las maravillas, es el creador del país de Alicia. Y ha encontrado en la ideología del género un nuevo modelo de "liberación marxista", una liberación ya no de la tiranía de los capitalistas, sino "liberación de la tiranía de mi propio cuerpo". En el fondo es un "Liberador de la naturaleza humana", un constructor de "otra cosa" en la que la "voluntad" decide absolutamente sobre lo que uno debe ser o querer.

Por esa razón la unión de homosexuales no sólo es permitida sino fomentada, como elemento disgregador para trivializar la relación entre personas. En vez de contratos hay uniones; los matrimonios son meras uniones en las que "lo secundario" es la complementaridad natural, son sólo una muestra más de lo que la voluntad puede elegir, pero, en esas "formas nuevas" es la "más retrógrada".

También con esas formas nuevas, el sentirte a gusto con tu corporeidad es un signo de "burguesía", lo progre, lo avanzado, las formas nuevas es sentirte otra cosa, plastilinizar mi ser a través de la voluntad: seré mujer si soy hombre, o bien un chimpancé desarrollado, o un orangután pequeñito, o un ser asexuado... o un marciano... pero no un"burgués varón" si dispongo de la corporeidad varonil.

Eso ¿es libertad? ¿No es confundir el mundo soñado con el mundo real? ¿Es razonable ejercicio de la libertad vivir en el mundo real con los parámetros de un mundo soñado? Eso es, sencillamente infantilismo intelectual.

La libertad se basa en la naturaleza de las cosas, no en la "Imaginación de una naturaleza inexistente". Hombre y mujer eso es real y lo natural. Luego vendrán esas variaciones de tono que, como en la música, van del bajo al barítono y de ahí al tenor. Es decir, la sensibilidad masculina y femenina tienen también una frontera donde se confunden pero sin dejar de ser hombre o mujer según su herencia genética indiscutible.

No confundamos sensibilidad con homosexualidad, ni homosexualidad con una condición saludable del ser humano.

La verdadera liberación debe partir de la realidad del hombre, no del hombre imaginado.

frid

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