miércoles, marzo 1

Zp un resentido sin sentido.

Hace falta ser ignorante para comparar el proceso de reconciliación nacional que dio lugar al a primera Constitución Democrática después de la guerra civil, con el proceso de pacificación del país vasco; y es muy grave que un presidente de gobierno compare ambos escenarios ante las víctimas inocentes de los asesinatos sinsentido de ETA, si bien todo asesinato es un sinsentido.

Es algo aberrante la comparación de Zp sobre esa cuestión ya que, en el inicio de la democracia se buscó un sistema en el que no hablasen más las pistolas (como pasó por la descomposición de la II República) y se pasase del poder de la fuerza al poder de la palabra. Así se pasó, pacíficamente, a un sistema de libertades en el que todos pudimos manifestar nuestra opinión sin miedo, nos pudimos asociar pacíficamente sin demasiadas repercusiones públicas, se consolidó el derecho a discrepar, y se pasó de la imposición al convencimiento.

En ese marco que nos dimos los españoles quedó deslegitimizada toda violencia, y más aún el asesinato como arma política, por muy moderno sistema de oposición democrática que diga ser algún dirigente peneuvista.

En esa situación, la ETA y su facción política, quedaban como una burbuja de resentimiento y de locura, enemiga de la paz y profundamente mentirosa para vestirnos al pueblo vasco como un pueblo subyugado, con el único fin de justificar sus asesinatos, extorsiones y demás actos de violencia.

Ciertamente los nacionalistas vascos no ayudaron demasiado en desarbolar esa monstruosidad, por miedo a engrosar el número de víctimas, dando la apariencia de connivencia.

Esa cobardía colectiva parecía que se superaba con la valerosa plataforma de BASTA YA, que permitió salir a la calle a la otra mitad de la sociedad vasca, la directamente amenazada, la que, como dice Alcaraz, por ahora no están matando pero no dejan vivir.

Ante esos hechos no cabe ceder el marco constitucional elegido, porque no ha habido ninguna razón para cambiar ni la habrá las premisas que lo sustentaron: un lugar para la convivencia democrática de todos los españoles, sin españoles de primera ni de segunda, sin que nos tengamos que ir de una parte de España por no ser nacionalistas ni separatistas.

Por eso sostengo con Alcaraz: sí a la paz, no al precio de equiparar al asesino con su víctima, al ciudadano respetuoso con la ley con el que la hace violencia, al que construye una España para todos los españoles con el que la quiere construir con el odio.

Y esto va para Zp, el odio genera violencia, (violencia que sigue siendo explotada por ETA). Desde el odio no se construye España sino que se disgrega. Con el odio se deslegitimiza un gobernante y se convierte en un monstruo, como pudo ser Nerón con los cristianos, Hitler con los judíos, e incluso Estalim y Castro con los propios ciudadanos de su país porque no pensaban como ellos.

Es tiempo de rectificar, para que, modificando algo la declaración de Felipe González: podamos estar con el Gobierno “porque no se equivoca” en su política antiterrorista.

Federico R. de Rivera

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