lunes, marzo 12

La ideología genera infelicidad y siempre se encuentra con humanos sobrantes.


Aragón Liberal  (Enviado por: redacción) 12/03/07, 09:32 h
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Construir una sociedad desde la razón, sin admitir la realidad de la vida, intentar un nuevo orden excluyendo la religión o el valor único e irrepetible de la vida lleva a construir sociedades de muerte.

Peligroso "constructivismo social"...

Es una tónica habitual de la humanidad sin sentido transcendente de la vida que intente construir un paraíso en la tierra y que continuamente fracase en el intento. La realidad del dolor podrá paliarse, pero la angustia humana y la muerte están ahí, inevitables para que, en el último momento hagan acto de presencia. Y en ese momento se condesa toda una vida. ¿Feliz sí, pero y ahora?

Los creyentes en Dios pensamos que se ha de buscar un mundo feliz pero también un destino feliz. Y sabemos que la fe ha ayudado al hombre a sobrellevar sus dolores, angustias y el último momento terrenal.

Pero hay otras personas que buscan construir un mundo feliz a través de la ideología. Y la ideología es más rígida que la religión, no en vano es un invento humano reduccionista. Y en su reducción de la vida tienden a construir mundos felices sólo para unos pocos, los que comparten la ideología dominante. Por eso son tan peligrosos.

Cuando la ideología es de clases o de partido o de raza se eliminan hombres y mujeres adultas, también niños, pero son personas con rostro. Así lo hicieron Hitler, Stalim y muchos otros.

Ahora la ideología es más abstracta y toma el nombre de "vida saludable", con ese fin se eliminan a los enfermos, a los niños que van a nacer con alguna tara y, también, a los niños que irrumpen en la vida sin ser llamados, aunque sus padres algo debieron hacer para que comenzaran su andadura.

A estos nuevos ideólogos les diría: no os empeñéis en construir un mundo feliz cuando esa construcción exige eliminar vidas sobrantes. Ese mundo no es mas que un infierno. Tampoco lo construyáis sin Dios, porque será un mundo sin esperanza. Y tampoco lo construyáis de espaldas a cómo es el hombre porque entonces será deprimente.

Buscad que haya buenos ciudadanos, personas que amen a Dios y a los hombres. Sólo así se establecerán los lazos del amor, de la esperanza, del consuelo. Y ellos llegarán a donde nunca podrá llegar un Estado Moderno, llegarán a dar consuelo a los corazones, compañía a las personas y razones para afrontar con esperanza el último e inevitable momento.

En definitiva, unid todos los esfuerzos posibles para que el mundo sea más feliz: humanidad, ciencia, religión, pero no excluyáis a nadie, a ningún ser humano de ese intento.

frid

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