lunes, marzo 19

Reflexiones liberales: ¿Es más liberal el que niega la ley de la gravedad?

Valga esta reflexión para ayudarnos a reflexionar sobre el verdadero alcance de nuestras frases. ¿Derecho a elegir? Sin duda que sí, pero las elecciones deben fundamentarse en la realidad y en el respeto a la libertad de los demás.

Reflexiones liberales: ¿Es más liberal el que niega la ley de la gravedad?


Esta es la pregunta que haría a algún amigo liberal que defiende el aborto como derecho a elegir, ¿elegir sobre tu propio cuerpo? o ¿elegir sobre la vida de otro ser humano? Es claro que si hacemos caso a la ciencia, estamos eligiendo sobre la vida de otro ser humano, estamos haciendo una elección de lo menos liberal que se pueda concebir. Es, simplemente, un asesinato.

Por eso digo que el concepto de liberalismo debe matizarse por la realidad del mundo exterior. Soy libre de elegir mientras mis decisiones no colisionen con las de los demás seres humanos, o bien irrumpan de modo violento sobre su capacidad de decidir.

Un ejemplo: supongamos que vamos a subir el Aneto, un pico de más de 3.300 metros, en pleno Pirineo. Lo hacemos en invierno pero pensamos: "para mí es verano, para mí no hay hielo, para mí no creo en el frío, para mí el parte meteorológico no cuenta aunque digan que va ha hacer temporal, para mí el mejor camino es la linea recta pasando por los farallones en la parte más agreste". Es claro que estamos empeñados en matarnos. Negamos la realidad en tantas cosas que atentamos contra nuestra propia vida y contra los que decidan acompañarnos si les movilizamos desde "un liderazgo indiscutible". Y es que negar la realidad puede tener terribles consecuencias.

El límite de mi decisión debe incluir también algo diferente a la libertad ajena, debe incluir un mundo objetivo que tiene sus propias leyes, leyes que no he puesto y que no puedo modificar. Mi conocimiento permitirá que gane espacios de libertad: puede comprar ropa de abrigo y crampones y cuerdas y sacos especiales, puedo estar bien pertrechado y subir el Aneto en invierno y en condiciones difíciles, lo que no haría si no conociese o negase la realidad. Desde el conocimiento avanzo en libertad.

Pero hay una realidad inalterable, el Aneto tiene una topografía determinada, está en una determinada posición, tiene un clima invernal determinado. Si fuese bien equipado en dirección sur desde Zaragoza me toparía con el mar y luego con el Atlas, otras montañas, otra realidad. No puedo decir sin mentir que el Atlas es el Aneto. Subiré el Atlas pero subiré otro pico diferente.

El liberal tiene, como todo ser humano, muchas limitaciones: la libertad de los otros, la realidad exterior e, incluso, su propia realidad, su limitación. Un ciego en el Aneto necesitará un guía, un tetrapléjico debería buscar otros escenarios más acordes a su situación, un niño sólo no llegaría a la cima con toda seguridad.

Pero mi tesis es que liberalismo no significa "crear realidades", ni tampoco "violentar libertades", ni menos aún "engañarse" sino ejercer bien una cualidad natural, la libertad. Eso es lo que nos hace capaces de construir un mundo más justo, más acorde con la naturaleza humana, más acorde con la realidad del "Aneto".

No somos "constructores" de nuevos órdenes sociales, somos más bien "protectores" de una cualidad distintiva de la especie humana: "la capacidad de elegir".

frid

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