martes, septiembre 2

La ideología relativista un pozo profundo para lograr una educación integral.



Por: Federico Rodríguez

En el País se preguntan si es posible que no haya lucha entre escuela concertada y escuela pública. Se observa que la escuela concertada es más rentable, si bien no es un negocio y que tiene más calidad. Solución que dan: más inversión en escuela pública.

en aragonliberal.es


Su contradicción se basa en no entender la laicidad del Estado, en estar empeñados en asignar al Estado una labor destructora de todo principio religioso.

El Estado no está para crear una escuela sin principios religiosos que compita con otra que sea confesional y cuyo objetivo sea también transmitir la fe de padres a hijos.

(Ver: EL PAIS- EL NEGOCIO DE LA CONCERTADA)

El objetivo del Estado, en educación, es servir a los ciudadanos como ellos deseen, no como la ideología socialista proponga.

No se trata de crear pluralidad, sino de respetar la pluralidad existente. El modelo de enseñanza pública debe mejorar, pero también en clave de pluralidad real, de respeto a los principios morales y religiosos de los padres y de calidad profesional.

Es evidente que la inmigración ha traído una pluralidad cultural y religiosa que debe resolverse, que los conciertos con la enseñanza privada también deben tener en cuenta esa mezcla real, y que se han generado, en parte por la mala política del gobierno actual, problemas de marginación y de lengua que antes no existían.

Es claro que la calidad educativa no debe sufrir por ese hecho. Las soluciones no son bajar el nivel de los alumnos actuales, sino abrir aulas que pongan a los menos adelantados al nivel adecuado, y que deben hacerse sin escatimar dinero a los conciertos. Es una sobrecarga de trabajo que no puede violentar el ideario de un centro educativo que es prioritario.

Se deben buscar incentivos también en los centros públicos, primar modelos integradores, pero renunciar al modelo público único, porque los hijos no son del Estado sino de los padres y del cuerpo social. El Estado es un servidor de los ciudadanos.

Por supuesto que la calidad de enseñanza y la verdadera integración van unidos. Se deben formar personas capaces de responder al mercado laboral, personas capaces de asumir el trabajo y el sacrificio, personas respetuosas con los demás pero a la vez con convicciones fuertes que les permitan salir adelante ante las crisis reales de toda vida humana y de toda familia.

Es claro que la enseñanza privada está siempre mejor preparada, pero lo está porque habitualmente tiene un ideario y un objetivo educativo claro en el que el conocimiento se integra en la totalidad de la persona.

Es claro que el gobierno actual siempre tendrá un modelo educativo débil ya que su relativismo ético no puede construir la estructura de una persona equilibrada sino un mar de dudas o un individuo que obedecerá sólo ante el miedo al castigo. Esa enseñanza no libera porque es la del palo y la zanahoria.

Por eso, para que el Estado tenga calidad en los centros educativos, no basta dar conocimientos, es preciso reconocer que la fortaleza educativa incluye la ética y los principios morales, incluye una educación finalista.

Toda renuncia a los conceptos de bien y verdad conlleva educar en la debilidad y en el escepticismo.

frid

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