sábado, marzo 25

El Código da Vinci: ni historia, ni novela histórica.

El pasado 24 de marzo, en el centro de Acción Social Católica de Zaragoza, pude asistir a una conferencia sobre el "Código de Vinci" dada por el vicedecano de la Facultad de Humanidades del CEU-San Pablo, Don Alejandro Rodríguez de la Peña, especialista en Historia Medieval.

El mismo profesor tuvo que justificar la razón de dar esa conferencia sobre una "novela", pero comentó que lo hacía por la necesidad de desenmascarar las falsedades recogidas en ese libro, que se presentan al lector como hechos históricos irrefutables.

Ciertamente ese libro no es un libro histórico, ni está escrito por un historiador, ni trata una historia real. Tampoco es una novela histórica ya que el marco en el que se desarrolla es inverosímil. Podría considerarse un libro de ciencia ficción si no fuese un intento burdo de difamar a la Iglesia Católica incluyendo afirmaciones falsas y que el mismo autor sabe que lo son; no en vano el autor del libro (Dan Brown) es un entusiasta propagandista de una religión orgiástica sobre la diosa naturaleza y enemigo del cristianismo.

Los tres aspectos que desarrolló el conferenciante se pueden resumir en los siguientes:

1. El autor de la novela niega la divinidad de Jesucristo, le emparenta con María Magdalena y le hace tener descendencia. Para ello se basa en papiros que dice estar escritos en arameo y ser más antiguos que los evangelios; cuando en realidad se refiere a papiros escritos en griego, del evangelio apócrifo de San Felipe y del siglo III del movimiento gnóstico, muy posteriores a los primeros escritos cristianos. Afirma que es Constantino quien impone la divinidad de Jesucristo, mientras que si hubiese leído los evangelios habría visto más de cuarenta citas que afirman en ellos la divinidad de Cristo, a quien los judíos condenan a muerte por "hacerse Hijo de Dios".

2. El autor de la novela relaciona esa hipotética descendencia de Jesús a la Orden de Sión, los templarios, los reyes merovingios, y a un documento secreto guardado en la Biblioteca de París: documento de 1950, escrito a máquina y depositado en esa biblioteca por tres personas peculiares de las que una dice ser descendiente de Jesús y de los merovingios, y que en un juicio posterior en los años 80 declaró que había mentido en esos textos y fue condenado por ello.

3. El autor de la novela criminaliza a la Iglesia católica, acusándola nada menos de asesinar a cinco millones de mujeres, en la caza de brujas. Una realidad triste, pero del lado protestante donde se quemaron en la hoguera unas 30.000 brujas, mientras que no son más de trescientas en los trescientos años de inquisición católica. Visto el momento y el contexto es claro que el autor de la novela pretende echar sobre la Iglesia Católica la sombra de la intolerancia para excluirla de la vida pública, de modo similar como hicieron los nazis con los judíos con la propaganda previa a los campos de concentración. Por cierto: la Revolución Francesa... la de la libertad y la igualdad mató más de 30.000 personas en 10 años; Estalin causó más víctimas que toda la segunda guerra mundial... y es que es el hombre el que lleva en sí el germen de la maldad... Y, creer en el Dios Amor de los cristianos al menos frena esa tendencia.
Aconsejo al lector que gaste su dinero en libros más interesantes y verosímiles, como pueden ser, sencillamente, los Cuatro Evangelios, para leer las principales fuentes de la vida de Jesucristo.

Traslado una cita de Rodríguez de la Peña sobre ese libro:

"Un ejemplo reciente de cómo la leyenda negra ha cobrado nuevos bríos últimamente lo hallamos en el ya mencionado Código Da Vinci. Su autor, Dan Brown, deja caer que la Iglesia habría quemado a cinco millones de brujas (p. 158), cuando todos los especialistas, con Brian Pavlac a la cabeza, limitan la cifra a 30.000, a lo sumo, para el período 1400-1800 (por cierto, el 90% víctimas de la Inquisición protestante, y no de la católica). Esto conecta con el ominoso concepto de Gendercide (genocidio de las mujeres), que han acuñado el feminismo y el lesbianismo radicales en las universidades norteamericanas. Esto es, la criminalización de la Iglesia católica, que cargaría con una mancha histórica tan negra como el Holocausto nazi. De la misma forma que el nazismo ha quedado desacreditado para siempre jamás por su ejecutoria asesina contra los judíos, la Iglesia carecería de toda legitimidad como institución por su pasado criminal en relación a las mujeres. Barbaridades como ésta se leen y se escuchan en algunos departamentos de Gender studies de los Estados Unidos. No en vano, el Código Da Vinci se basa en una serie de absurdas creencias neo-gnósticas y feministas que entran en oposición directa no sólo con el cristianismo, sino con la Historia académica tal y como es enseñada en todas las universidades respetables del mundo. Mucho se ha hablado de la inverosímil hipótesis de Dan Brown de que Cristo y María Magdalena estaban casados y tuvieron descendencia, pero eso sólo es la punta de un iceberg de disparates. Convenientemente camufladas tras la atractiva trama narrativa propia de un thriller policíaco, el autor va deslizando aquí y allá ideas propias de una cosmovisión que enseña que el cristianismo es una mentira violenta y sangrienta, que la Iglesia católica es una institución siniestra y misógina, y que la verdad es, en última instancia, creación y producto de cada persona".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias. Es un resumen perfecto. Angel.