martes, marzo 11

Cuando una puerta se cierra, otra se abre.

11.3.2008.



Por: Federico Rodríguez

Un ejemplo de triunfo de la libertad. Cuba: los rebeldes del "pen drive".

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Cuando una puerta se cierra, otra se abre.

 

Había leído en Aceprensa un artículo titulado

Cuba: los rebeldes del "pen drive"

Este artículo muestra cómo las barreras a la libertad siempre encuentran la trampilla por la que pueden ser burladas. El mundo de Internet en un país totalitario es un mondo dificil de controlar, eso sólo es posible si "no existe" mas que en sitios oficiales. Pero el avance tecnológico está resultando ser un aliado de la libertad.

Circulan millones de ks. entre los jóvenes cubanos como antes circulaban las octavillas con textos censurados. La censura es burlada y la juventud encuentra el modo de acceder a la "fruta prohibida".

Esta es la realidad cubana: En Cuba, el servicio de acceso a Internet es un monopolio del Estado, que lo sirve con cuentagotas. Los cibercafés públicos se han reducido al mínimo y cobran el equivalente de unos 5 dólares por hora, que es un tercio del salario mensual medio en la isla. En el centro de La Habana ya no queda más que uno; los otros dos que había se han transformado en "oficinas postales" donde solo se puede enviar y recibir correo electrónico, pero no salir a Internet. La policía vigila para que nadie tenga conexiones clandestinas, y destruye las antenas parabólicas no autorizadas que encuentra.

Paradójico escenario que nos resultaría, "por ahora" inconcebible en un país libre, y más incocebible la hipocresía de los "solidarios" de nuestros artistas o políticos que callan.

Pero un artículo de James C. McKinley Jr. en el New York Times muestra los mil y un modo de burlar tan absurda cesura.

Dos ejemplos de vídeos que circulan fuera de la red de control estatal: Uno muestra la acalorada discusión de Ricardo Alarcón, presidente del parlamento nominal, con un grupo de estudiantes de informática que se quejaron, entre otras cosas, de las restricciones a las salidas al extranjero y al uso de Internet. El otro recoge una asamblea convocada por un sindicato oficial: cuando los jefes sindicales anuncian que se va a implantar un nuevo impuesto sobre las propinas que reciben los empleados de establecimientos extranjeros, los trabajadores estallan en sonoras y agrias propuestas.

Considero que este artículo, denuncia en Cuba, es esperanza en España. Siempre hay un portillo por el que encontrar la salida.

Y ese portillo lo encuentra quien aspira libertad. Los sistemas totalitarios no pueden impedir algo tan básico y natural como el libre albedrío.

frid

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