viernes, marzo 14

Curando el relativismo.


En mis conversaciones con Jesús T. y con Leona, en el Qué! hemos hablado del relativismo... y como esto no sale en forma de cuento... no lo cuelgo en el Blog de cuentos desde mi pecera, y además ese blog quería ser más ingenuo y debo dejarlo en su intención primera.


Aunque parezca violento no lo es, es un "cachete educativo", traslado mi peculiar modo de volver al realismo a un "loco relativista".

Aprendí en la Escuela que el primer punto de contacto en una conversación es una "verdad poseída por ambos dialogantes". Y desde ahí seguir el discurso. Hay que tener algo común para hablar.

Si alguien te dice que nada es verdad... por favor dale una bofetada y después "dile que no se la has dado".

Y si aún así afirma que le has dado esa bofetada... preguntalé si ¿es ese el primer punto en el que estáis de acuerdo?

Supongo que te dirá que sí antes de que le devuelvas a la realidad "con otra bofetada".

Los que dicen que no hay verdad ni bien... son "sencillamente" o unos mentirosos o unos locos. Los locos no soportarían dos veces la prueba de la bofetada... te llevarían al "juez real" sin duda ninguna. Los progres con tal de verte entre rejas también acudirían al "juez real"...

No sé si valdría como atenuante que "estabas bajando a la realidad a un idiota".


Y para que nadie me tache de inmovilista, le diré que admiro toda la verdad que el hombre ha encontrado por la vida, aunque sean unos retazos. Porque si tenemos inteligencia, no será tan mala capacidad que tenga que iniciar su búsqueda con la esperanza fracasada. Puede conocer verdades y compartirlas con otros:

Yo creo en Unamuno... buscaba la verdad y quería creer.

Creo en Diógenes... buscaba al hombre justo y quería encontrarlo.

Creo en Aristóteles... buscaba la razón del mundo y esperaba hallar un chispazo.

Creo en Jesucristo... buscaba la felicidad del hombre y le ofreció un camino.

Creo en Santo Tomás... buscaba la armonía del Universo y entendió que si Dios creó el mundo natural y el sobrenatural debían de ser armónicos entre sí.

Creo en Gandhi... buscaba un mundo sin violencia y aunque no lo logró desveló lo mejor del ser humano.

Creo en la Madre Teresa... buscaba entregar afecto... y encontró millones de seres necesitados.

Curiosamente, creo en Teresa, Leona, Noville, Jesús, Fernando... porque buscan la verdad y saben que existen seres humanos.

Y es que los caminos son infinitos... y todos causan alegría y paz mientras se busque rociar la sequedad del mundo con el afecto, la comprensión, el verbo creador, el identificarse con el otro... esas cosas que están detrás de saber que la creación más excelsa que conocemos es OTRO SER HUMANO.

frid

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