Por: Federico Rodríguez
Hemos recibido un correo de Hazte.Oir en el que habla de "un proyecto de muchos tentáculos" que durará cuatro años y que Ignacio Arsuaga define como liberticida, de la cultura de la muerte, laicista, de ideología de género y de clara inspiración masónica.
Cuatro años para desenmascarar fantasmas. Hemos recibido un correo de Hazte.Oir en el que habla de "un proyecto de muchos tentáculos" que durará cuatro años y que Ignacio Arsuaga define como liberticida, de la cultura de la muerte, laicista, de ideología de género y de clara inspiración masónica. Ciertamente el proyecto de Zapatero de estos cuatro años ha sido el de un acelerado acercamiento a las posiciones "más progresistas" de Europa y del mundo en esos aspectos. Hemos puesto a España en la "cabeza" de la "modernidad". Somos tan o más abortistas que los primeros que implantaron el aborto; la eutanasia se abre camino; el desprecio de la vida humana en estado embrionario se llama "progreso científico"; la escuela "laica" adopta el modelo de "Dios no es necesario" como dicen los máximos mentores de esa mentalidad que filosóficamente se basa en el "pesimismo de la inteligencia" y la "exaltación de la voluntad". Pesimismo porque creen que el hombre es incapaz de encontrar la verdad objetiva, de distinguir el bien y el mal... pero engañan porque son acérrimamente defensores de que la ética, la moral, Dios, las creencias religiosas sí que son obsoletas. Su manera de definir el mal es "lo obsoleto"... el bien es "la moda". Inteligencia de veleta. Exaltación de la voluntad tanto en el querer como en el sentir o definir la realidad. Un subjetivismo que afirma que cada uno se crea su propia categoría de valores... "de prioridades", de "preferencias". Son como un juego de roll permanente. Soy lo que yo defino. Pero sin embargo la ley no permite que te definas lo que hasta ahora era normal: "hombre, mujer, matrimonio, familia, derechos de los padres, afecto de los hijos"... todo eso se elimina en un ser indefinido y plural suscitando esa diversidad en las rarezas. Un proyecto que ya está implantado con la resistencia de los objetores a EpC, con la resistencia de los católicos congruentes con su fe, con la resistencia de los hombres que aman su libertad, que confían en la naturaleza humana, y se niegan a ser "redefinidos". Los modelos masónicos y los modelos marxistas tienen en común el afán de re-definir, re-estructurar la sociedad, pero no pueden menos que simplificar. Son seres humanos los que remedan al creador, inteligencias finitas las construyen mundos simplificados, encorsetadores y... necesariamente excluyentes de todos aquellos que se saben y quieren vivir en libertad. Es cierto, comienza el tiempo de la resistencia... pero también el de la exaltación de la razón, el de la confianza en la capacidad de la inteligencia humana, y el de la seguridad de que el bien es más atractivo que el mal, que la voluntad tiende al bien y que habrá que ayudar a que se vea. La cultura de la muerte es tan gris que tiene sus días contados. frid
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