jueves, julio 7

Honradez en política ¿Una limitación?

Hace mucho tiempo, cuando comencé a interesarme por la política, tenía serias dudas entre el partido aragonés, pues me atraía la honradez de Hipólito Gómez de las Roces, y el PP de entonces, del que me repelía la historia política de Fraga. Sin embargo me decanté por el PP por cierto sentimiento nacional.



En esa época, un amigo al que le apasionaba la política y luego fue Director General, me consultó sobre aceptar un trabajo que le ofrecían o no. Y le comenté: "si quieres dedicarte a la política, no lo cojas, pues podría parecer no claro y sería un asunto del que otros podrían sacar punta y manipularlo". Pensaba que la mujer del César no sólo ha de ser honrada, sino también parecerlo.




Me contó un amigo del PAR que en la época del Hipólito, ser del PAR era un "handicap" político porque se presuponía la honradez.




Y es que ser honrado es tener principios. Y los grupos de poder cambiando el lenguaje, equiparan honrado a rígido. Y descalifican a todos los que defendemos la vida y procuramos no entrar en chanchullos. Y se equivocan. No hay nada más flexible que un organismo vivo, pero ese organismo es sano, es justo. Porque se quiere a las personas se ama la vida. Porque se quiere a las personas se procura ser justo. Porque se quiere a las personas se aplica la epiqueya en la justicia, que adapta la norma a las circunstancias del sujeto.




Hay algo de sano en el movimiento de los indignados: piden la regeneración política; y hay algo que los políticos deben entender, que en eso tienen toda la razón los que acamparon agotando nuestra paciencia.




No es razonable que alguien que tenga fuertes intereses urbanísticos sea concejal o Alcalde de un Ayuntamiento importante, por muy honrado que sea. No es razonable que en Aragón "todo el mundo sepa" lo que pasa con algunos entes públicos, que el rumor sobre determinadas personas esté fundado, que haya millonarios cuyo inicio sea político.




Es razonable pactar la regeneración política aunque nos haga algo de daño a los que nos gusta el mundo político, que raspen la herida, que extirpen tumores y limpien el pus.



Es razonable que se aceleren los procesos penales donde están implicados aforados, que no se eternice el "afaire" de La Muela ni otros, que se clarifiquen los bulos, que "todo el mundo sepa" no por el rumor o la maledicencia sino por la sentencia firme de un Juez.



Es razonable que la honradez vuelva a ser el presupuesto de todo político y que se le busque por ello, que los "amañadores", los que no creen en nada, a los que les da igual hacer que deshacer, sean considerados peligrosos y no gratos.




Es razonable que, si se quiere regenerar la vida política, la honradez deje de ser un hándicap en la vida política.




frid

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