sábado, julio 23

La frontera del mal

Enferma está la sociedad sin valores cuando un loco, un grupo de fanáticos, una ideología, un falso progreso, debilitan la vida de los otros para justificar arrebatársela
 
El viernes Oslo y Noruega se vistieron de luto. Un reducido grupo, unos desequilibrados, sembraron la muerte en un país que no conocía mas que el sueño imposible del "Estado del bienestar", un estado anodino que no crea felicidad en nadie. No somos cerditos engordados para el matadero. Sin valores, los locos son más crueles.
 
Pero es que el mundo ha sufrido en este comienzo del tercer milenio, un avance del terrorismo jusfificado por falsos paraísos que no son para todos. La herencia de un fascismo y de un comunismo sangriento no nos han hecho aprender para encontrar modos de erradicar la violencia. El mal siempre busca muertos humanos.
 
En nombre de un falso Dios, de un paraíso inexistente en la tierra, unos hicieron caer las Torres Gemelas, los Cercanías de Madrid, el metro londinense, y tantos y habituales hombres bomba del Oriente. Son los sacrificios al "dios de la muerte", a Balaam, a Mordor, al reino del mal.
 
En nombre de una diferencia de raza, de un nacionalismo excluyente, la ETA que tiene en vela sus armas, sangró España y hizo morir a muchos valientes. Y el mal está ahí porque los asesinos se exaltan entre sí y no condenan sus crueles asesinatos. ¿Les cuesta tanto pedir perdón? Sería el primer paso en serio y sólido para una paz en el reino de la justicia.
 
Y, en nombre del bienestar individual, de la incomodidad del momento, de la molestia de cuidar a un enfermo terminal, matamos a millones en un nuevo holocausto silencioso. No hay supervivientes del aborto. Y otra vez el sacrificio de humanos al "dios de la muerte continúa".
 
Probablemente los asesinatos sean justificados en las mentes enfermas de muchas maneras. Pero ahí, en esos cerebros, se ha pasado la frontera del mal. El remedio no es universal. La formación integral del respeto a TODA vida humana reducirá los actos de barbarie. Pero el mismo hombre, con su libertad, siempre tendrá delante una puerta que no debe traspasar, la que le lleva a justificar su primer asesinato.
 
Mi pésame al pueblo de Noruega y mi pésame a todos los que han perdido a un familiar en cualquiera de esos actos de barbarie del siglo XXI
 
frid

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