martes, julio 5

Presupuestos mínimos en política

No quiero hablar de economía, en la que ante la crisis anunciada por unos, negada por otro y encontrada por todos, sí que estamos a mínimos en materia presupuestaria. Pero hay otros mínimos que tienen que ver con la dignidad humana que la civilización occidental ha olvidado.

Los progresistas han abandonado muchos presupuestos mínimos que afirman son de derechas y retrógrados. Curiosamente lo que niegan como caduco son:

El valor inalienable de la vida humana
El valor de la fidelidad en el matrimonio
Los derechos prioritarios de los padres en la educación de los hijos
La libertad de elección en materia educativa
La promoción diferenciada a base de los méritos, del esfuerzo, del trabajo honrado

Podría considerarse de izquierdas aquel que tuviese el centro de gravedad más orientado a lo público y desconfiase de la iniciativa privada, pero no debería considerarse de izquierdas sino una mala persona la que negase los presupuestos anteriores y además atentase contra la libertad de las personas.

La libertad está para algo más que para elegir la juerga o la diversión. Está sobre todo para que la usemos adoptando compromisos, pactos, iniciativas, en definitiva... para construir el tejido social.

Por eso una izquierda con presupuestos mínimos sería una izquierda de matiz social, no de imposición del sistema público. Porque ¿el que atenta contra la libertad no es dictatorial, sea de derechas o de izquierdas?

Por otra parte el matiz de la derecha es, curiosamente, el que más confía en la persona y en el ejercicio de la libertad. Ahí la iniciativa privada es tan apreciada que se prefieren pequeños fallos, pequeñas carencias a una agobiante planificación. Lo público aparece para corregir y para algo muy importante: para velar la seguridad y la estabilidad de un sistema social que permita el ejercicio de la actividad libre de todos en el respeto a los demás.

Cuando los presupuestos mínimos no se respetan, no se protegen, y más bien se atacan, tenemos unos políticos a los que no dejaríamos entrar en nuestra casa, lo mismo que no permitiríamos entrar a ladrones y corruptores.

Algunos como ladrones han quedado, pues no es otra cosa el fraude multimillonario de los ERE-gates andaluces, de los que no tiene culpa la Banca. Y otros como corruptores: basta ver lo que incluyen algunos textos de EpC aprobados por los socialistas gobernantes.

Esperemos que el cambio vaya en la linea del reconocimiento de estos presupuestos mínimos que los socialistas se han cargado.

frid

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