lunes, diciembre 11
Una batalla común: por la libertad en la educación. Ana Pastor en Zaragoza habla de las causas de la violencia en las aulas.
Hay que diagnosticar las enfermedad a través de los efectos. La violencia en las aulas no es mas que el resultado de un sistema de educación sin valores, de unos medios de comunicación que siguen el dictado socialista del relativismo moral. Sin bien y mal, sin verdad y mentira, se dejan desarmados a padres y profesores y desprotegidos a los alumnos ante la presión corruptora del Gobierno que debería velar por ellos.
Ana Pastor en Zaragoza:
Ayer lunes con una agenda muy apretada, Ana Pastor estuvo en Zaragoza en un acto organizado por el Partido Popular para hablar del problema de la “violencia en las aulas”. Hizo de introductora de embajadores Ana Grande, diputada oscense del Gobierno de Aragón, que en una breve introducción habló de que ese problema no es nuevo en Aragón ni es una cosa de poca monta.
Con un mes de noviembre en el que ha habido dos casos semanales de violencia en las aulas aragonesas, con el lamentable incidente de salvajismo en el Colegio Condes de Aragón, nuestra Comunidad Autónoma empieza a ser conocida en los telediarios como una de las más conflictivas en materia de disciplina escolar.
La reacción de Eva Almunia es que no pasa nada, que no hay mas que manzanas de la discordia y que se hace un flaco servicio a la Comunidad aragonesa, incluso por los medios de comunicación al airear esos hechos. Probablemente porque la doctrina oficial dicta silencio ante las realidades que son pertinaces frente al paradisíaco sistema educativo que nos pretenden vender desde el Gobierno.
Ana Pastor ha sido muy respetuosa con el “PSOE histórico”, es decir con aquellos socialistas que están hoy apartados del modelo radical que impera en el PSOE actual, el PSOE de Rodríguez Zapatero. Discrepo con la Señora Pastor en lo referente a que esa política se la dictan al Presidente los grupos radicales con los que está rodeado. Si no bailasen al son que le gusta oír a ese presidente sectario, bien podría haber hecho un gran pacto nacional al estilo alemán y no jugar con la unidad de España, los estatutos con tufillo nacional-socialista.
Por eso estoy más de acuerdo con la respuesta que me dio a la pregunta sobre los dos modelos: el modelo de la “construcción de la persona desde el Estado”, que es el modelo socialista; un modelo que paradójicamente vende la libertad de “hacer lo que me guste”, donde todo está permitido menos decir que algo está bien o mal; son todos modelos igualmente válidos salvo que aparezca la palabra mágica de verdad o bien.
En el otro lado está el modelo de “la educación en la libertad”, que es un modelo basado en valores, en capacitar al niño para sus elecciones futuras, en confiar en que los padres saben y deben elegir qué sistema educativo ofrecen a sus hijos y qué valores quieren que reciban.
Además de esos problemas de fondo, Ana Pastor, plantea alternativas educativas que llevan el aire puro de la libertad, y, curiosamente, un sabor antiguo y nuevo, anclados en la unidad cultural occidental: fomentar la elección de centro escolar, apoyar la autoridad de los maestros, fomentar la convivencia educativa, materias comunes en todo el territorio nacional, descafeinar la “Educación para la ciudadanía” para respetar la voluntad de los padres para educar a los hijos, combatir el fracaso escolar, educar en el conocimiento y en los valores, facilitar asistencia jurídica, médica y formativa a los maestros, ayudar a los niños que sufren acoso para que puedan solicitar ayuda externa y otras muchas medidas que tienen como objetivo que el ambiente educativo sea el de formar ciudadanos libres y preparados para la vida.
Federico Rodríguez de Rivera
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