La política de Rodríguez Zapatero era sencilla: dar al contrario lo que pidiera hasta que se cansara de pedir. Pero no esperaba que el otro pidiera tanto, o se encontró con una sociedad que se resistía a ser despojada de su identidad. Su fracaso ayer.
Hablaba de evitar la crispación, pero sólo supo generarla al intentar dividir a los españoles sacando el fantasma de su abuelo, un fantasma que es mejor que repose en paz porque todos tenemos algo en la familia que no salió del todo bien.
Puso su interés era aglutirar a la Izquierda en la radicalidad del odio y de la confrontación, mientras acusaba a la extrema derecha (apenas existente) de los mismos vicios que sembraba en su campo. No le salió bien porque inventó una oposición radical y violenta que no existía.
Puso su interés en Alianza de Civilizaciones, buscando un enemigo fuera de casa que aglutinase a los españoles como Fidel en Cuba. Inventó un agrabio americano y resultó que sus aliados europeos volvieron a sus relaciones con el "Imperio" y se quedó de cabeza de hormiga liderando a todos los países que tenían mucho que ocultar en su política de libertades. Y aún esos mismos le traicionaron y esquilmaron los intereses españoles nacionalizando sin ningún miramiento y repactando, con coacción, los contratos.
Puso su interés en gobernar "contra el Partido Popular" y "contra la Iglesia". En el primer caso, logró aumentar la brecha que separa a los españoles con los "Estatutos de la insolidaridad", con la cesión a los radicales. En el segundo caso, quiso encontrar una Iglesia dividida e ignorante y se comprobó que azuzó la fe de los cristianos y el proliferer los signos religiosos.
Puso su interés en ceder ante ETA contra toda justicia, en hacernos ver que las víctimas eran el obstáculo para el proceso de paz, y se encontró que ETA sólo quiere ganar una batalla y no es sólo la independencia de Euskadi sino la implantación de una dictadura comunista, "caldo de cultivo de su organizacón criminal", donde podría ejercer la coacción y la violencia.
Así Zapatero, fracasado en todos los frentes, suspendido por los españoles e incluso por muchos de su propio partido, se aferra al timón de un barco que ya se ha hundido. Porque ese barco tenía una terrible vía de agua: no se remaba con la justicia sino que se perdonaba al que no estaba arrepentido.
Y así, el criminal enardecido, se armó, construyó zulos, rehizo su infraestructura, golpeó, mató y todo "y eso es lo malo" con la orden del Gobierno de no mirar demasiado o mirar a otro lado.
Esto hace que Zapatero sea responsable por omisión, por no perseguir al criminal peligroso, por alimentar de esperanzas al loco paranóico cuyo único objetivo es matar y estorsionar.
Y es ahí donde el único paso seguro del Partido Socialista, por su credibilidad y el bien de España, es forzar la dimisión del responsable. Y en este caso no es un ministro, es quien le dictó su política.
frid
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