lunes, julio 17

El Papa Benedicto pide rezar por Tierra Santa

Ayer domingo 16 de julio el Papa nos animó a rezar por la paz en el conflicto de Oriente Medio:

Benedicto XVI pidió a "María, Reina de la Paz, que implore a Dios el don fundamental de la concordia, para que los responsables políticos sigan al camino de la razón y abran nuevas posibilidades de diálogo y de acuerdo. En esta perspectiva, invito a las Iglesias locales a elevar especiales oraciones por la paz en Tierra Santa y en todo Oriente Medio".

Dios quiera que los hombres encontremos una solución pacífica a tantos años de conflicto, aunque todos tengan que ceder algo "pro bono pacis"; porque ahí de la espiral de violencia no se libra nadie.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Papa pide el alto al fuego:

Los obispos maronitas han hecho público un mensaje de condena los ataques israelíes en el Líbano, así como un llamamiento a la unidad de todos los libaneses. «El secuestro de dos soldados israelíes no justifica el desmembramiento de todo un país, la muerte de centenares de personas y que se haga pasar hambre a gran parte de una población», se lee en el mensaje.
También la ONU debe asumir su papel para «acabar con el ciclo de violencia en el Líbano, adoptando sin dilación una resolución que exija un alto el fuego inmediato». Y se pide la intervención de las organizaciones humanitarias para el envío de «alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad».
Los principios que el Papa defiende son «el derecho de los libaneses a la integridad y a la soberanía de su país, el derecho de los israelíes a vivir en paz en su Estado y el derecho de los palestinos a tener una patria libre y soberana». No hay derecho, ni justificación, a que estas poblaciones civiles tengan que sufrir la destrucción de su país, injustamente golpeadas en un conflicto en el que no son más que víctimas, tanto las de Galilea -obligadas a vivir en los refugios-, como la gran multitud de los libaneses que han tenido que dejarlo todo. Lo que el mundo espera es el desarme de Hizbolá y el fin de la guerra, pero para ello es preciso que exista una autoridad reconocida, llámese como se llame, que se haga presente y sea efectiva en el escenario del conflicto. Y, mientras llega, la tragedia continúa, sin que nadie sea capaz de pronosticar cómo poder frenarlo.
Margarita Toledano Arias. Málaga