lunes, julio 10

Reflexiones liberales: Posibles causas de las sublevaciones (II)



Aristóteles introduce una relación de posibles causas de las sublevaciones, con éxito o sin él, en el Libro VI de la Política. Sólo me limito a incoar unas pocas reflexiones:

· La soberbia y el deseo de lucro: en el fondo alguien se cree más inteligente que los demás, más merecedor del mando; o bien desea el poder para enriquecerse. Véanse las mega-ciudades de los dictadores del tercer mundo y del triángulo del petróleo. Muchas de ellas favorecidas por las subvenciones sentimentalistas de Occidente.

· La fuerza del honor: sublevación derivada e una injusticia, de los proscritos de la república, de los perseguidos por la república. Ejemplo tenemos en las causas de la guerra civil.

· La supremacía del poderoso: no le sirve al poderoso mandar un poco, quiere pasar a mandarlo todo. Tentación de quien domina los medios de comunicación de un país; tentación de algún empresario crack como Conde.

· El miedo de los que han faltado a la ley y temen el castigo: complicada agrupación de maleantes. Los motines carcelarios o el apego al poder cuando se ha ejercido en régimen de corrupción.

· El miedo de los que están a punto de sufrir injusticias: rebelión de los que no quieren ser mártires por sus ideas, de los que no quieren ser exterminados por su raza. Ejemplo tenemos en los albaneses, pero también en los católicos que se niegan a ser inmolados por catalogarlos como “enemigos de la república”. Otros pueden sentir miedo por ser catalogados como “fundamentalistas”, “insumisos”, etcétera. En ese caso la causa de la sublevación está en el que provoca la indefensión. Un ejemplo mexinaco: la revelión de los cristeros.

· El desprecio a los demás derivado del poder particular y de la incapacidad del que manda: ejemplo tenemos en todos los pronunciamientos militares.

· El crecimiento desproporcionado de pobres o de ricos: la revolución de los pobres es la más terrible, no tienen nada que perder. Es importante mantener la economía de un país para su propia estabilidad. Y es el caldo de cultivo de la justificación de la violencia en las teologías de la liberación.

· Las intrigas de los aduladores: esos que insinúan a tu oído vanidades, que llevan al gobernante a pensarse más que Dios. Error que podría corregirse limitando el mandato de los políticos a dos legislaturas como en Estados Unidos.

· La negligencia de los magistrados: error de los que no ejercen la autoridad, o de los que la ejercen arbitrariamente, de los que no defienden a todos los ciudadanos. En definitiva: los magistrados generadores de agravios. Eso se logra si en vez de aplicar la ley se aplica el “sentir del pueblo”, si en vez de hacer justicia se hacen “votaciones” sobre cómo nos cae el criminal. En definitiva, el magistrado no aplica la justicia sino el pacto.

· El no dar importancia a las minucias: los pequeños conflictos generan grandes males. El crispar un país puede tener nefastas consecuencias.

· La falta de homogeneidad en los grupos que forman parte de la nación: en el fondo eso es racismo. No se mezclan los pueblos. Su identidad así se convierte en nación y patria. Es el nazismo pueblerino.

· La falta de homogeneidad de los emplazamientos: eso se lograría con el aislamiento de un territorio, tanto económicamente como por falta de infraestructuras. Pero también por crear autonomías de primera y de segunda. Ya no es la raza el hecho diferenciador, sino el suelo que se pisa, la normativa de privilegio en la que se vive, el sentirse antes que español cualquier otra cosa.

1 comentario:

vitio dijo...

Frid, encantado de que mandes al Digital todo lo que quieras. Mandalo a la casilla "publicar", y lo verás en primera plana del periódico.
Un saludo.