domingo, julio 16

Las sonrisas del Zapatero. Un problema y un engaño.

Hoy son noticia las sonrisas de Zp. De hecho es su valor electoral seguro, y arremete contra Rajoy: “el pp no da nunca buenas noticias ni sonríe al ciudadano”.

Casualmente he sacado de la estantería de mi casa una novela de Henming Mankel, “El hombre sonriente”. Wallander está seguro que esa sonrisa es la máscara de una gran maldad. Y, la investigación le lleva a comprobar que detrás del sepulcro blanqueado y sonriente hay una trama de trata de órganos humanos.

Eso me ha tranquilizado un poco, porque si Zp sonríe tanto ¿es porque ha alcanzado la visión beatífica?, ¿es porque tiene buenas noticias que comunicarnos?, o ¿es porque es su máscara impenetrable?; o ¿es, sencillamente un rictus?

Yo prefiero la sonrisa espontánea, la que surge de pronto delante de ti. Se comienza contemplando algo agradable y, luego, ante el bien, los ojos brillan y la alegría abre el semblante.

Las sonrisas estudiadas, con ojos que no corresponden, de niño travieso, no me convencen. Podemos hacer un tratado de sonrisas y ver que la suya corresponde al que oculta algo.

La serpiente Kaa, la serpiente primigenia que tentó a Adan y a Eva, la tentadora universal sonreía... si bien sus ojos delataban el mal que en ella había.



La madre al ver a su bebé sonríe, pero también frunce el ceño, repite las caras del niño, incluso hace morritos. Es expresiva. El amor implica alegría, preocupación, tristeza y risa abierta. Sus ojos, por el contrario siempre muestran afecto, interés y amor.

El Pp sí que da buenas noticias y sí que sonríe; pero sin máscaras y con serenidad. Que está preocupado por España y por la libertad, es razonable. La mejor noticia sería que Zp se fuese a sembrar la discordia a otros paraísos. Pero el Pp, con sus defectos, ama a España y sonríe a todos los hombres de bien, acoge con cariño a los familiares de los que murieron por España pero no se ríe de ellos. También ríe con las cosas buenas de la vida, con la lealtad de los suyos, con las familias que no han sido destrozadas.

Ante la sonrisa viperina y la sonrisa que surge ante mi cara, por espontánea, prefiero la segunda, aunque , a veces, le acompañe al gesto el aire de preocupación del que ama a España.

Frid

2 comentarios:

JC dijo...

Naturalmente, yo también prefiero el ceño fruncido de una persona preocupada y nó la melíflua sonrisa de quien actúa, cuando menos, con irresponsabilidad.
Su sonrisa de salón no muestra más que su catadura moral.Pero hay algo peor: no sonríe sólo, sino acompañado de una gran cantidad de aduladores a quienes no importa más que autosatifacerse con un poder que no es suyo, sino delegado y por período de tiempo concreto.Algún día, deseo, se les congelará la sonrisa...La sonrisa hipócrita de quien está amparado por una mafia, de quien abusa del poder en perjuicio de sus súbditos. Una sonrisa de pena...
Saludos.

frid dijo...

Avanti: te aconsejo que releas "El hombre sonriente" de Mankel y lo analices en la red.