martes, julio 11

Zp y Lear, envejecidos antes de tiempo, incapaces de ejercer el gobierno.

Lear, un insensato que reparte el reino estando vivo:

LEAR:
Mientras expondré mi más intimo propósito.
Acercadme ese mapa. Sabed que he partido
en tres el reino. Es mi deseo liberar de inquietudes
mi vejez, hacerlas recaer sobre hombros
más jóvenes y gatear aliviado hacia la muerte.
Cornwall, hijo mío, y vos, Albany,
no menos amante, hoy es el día designado
para hacer públicas las dotes de mis hijas.
Las futuras disputas serán así evitadas.
Los príncipes de Francia y de Borgoña,
grandes rivales por el amor de mi benjamina,
mucho tiempo la han pretendido en esta corte.
Ahora tendrán mi respuesta. Decidme, hijas,
puesto que me despojo hoy de poder,
posesiones e inquietud por el reino,
¿cuál de vosotras me quiere más?
¿Qué recaiga la generosidad más amplia
allí donde el carácter se sume al mérito.
Goneril, mi primogénita, habla primero.

GONERIL:
Señor, os quiero más allá de las palabras (...)

REGAN:
(...) Se queda corta, empero: me tengo
por enemiga de todo otro goce
que puedan brindar los más finos sentidos,
y no encuentro solaz
sino en el amor de Vuestra Alteza.

CORDELIA:
(...) Os amo
como debo. Ni más ni menos.

Lear se dejó llevar por la adulación de Goneril (ERC) y de Regan (Batasuna-ETA), dos escorpiones criados a su regazo; dos derivados del marxismo radical que toparon con el nacionalismo feroz para ser los nuevos nacional socialismos. Hoy amigos porque tienen en medio a la leal Cordelia (Navarra, la Rioja y Aragón) que serán despojadas por su amor a España.

Después, cuando se repartan los despojos, seguirán en su expansión nacionalista hasta toparse con sus fronteras.

No cuento con el bueno de Lear (Zapatero), que con un espíritu senil y apocado, haciendo dejación de su autoridad, por la paz del gatito que quiere retirarse por la gatera, gana dos enemigos futuros que no le perdonarán su traición a España cuando, desde su independencia no le necesiten. Ese rey está envejecido, y es incapaz de esfuerzo alguno. Y, más bien, en su creciente delirio dibuja mapas y mapas de territorios imaginados, con habitantes inexistentes y, eso sí, nombrando generales a los secuaces de su camarilla.

Ahora 100 caballeros, después cincuenta, ¿por qué no sólo 25?, y ¿si fuesen sólo 15?, mas bien es mejor que dejes toda la guardia, que para encerrarte por chocho no necesitas ninguno, o bien quédate con un bufón, el que quieras: Pepino, Rubalcaba, Maragall, pero sólo uno, que el presupuesto de España ya no llega para nada.

Ya Aristóteles afirma que en monarquía, el peor enemigo es el adulador. Las hijas que con sólo palabras prometen obtienen todo. Como Zapatero: “la política es el arte de la palabra”. En otros términos: “la política es el arte del engaño”. Y ahí tenemos a Goneril y Regan despojando el cadáver de su padre.

Por contraste, el que dice la verdad, el que cumple su deber, el que niega que la luna es el sol, el que no adula, el que muestra a Zapatero las verdades del barquero es considerado un insumiso, un radical y un individuo que no cuenta para la república a la que caminamos. Enemiga de la república fue declarada Cornelia, la que más amaba a su padre, la que amaba las libertades, la garante de la armonía de la nación.

Y el viejo Lear, insensato y podrido en su soberbia, siguiendo la música de sus aduladores tiene un momento de gloria. Mañana, con el reparto hecho: ¿quién le acogerá de limosna? Que para eso tienen la eutanasia política los que sólo viven para su propia gloria.

Los leales no lo son al loco chocho, porque su demencia inspira compasión, lo son ya a la vieja patria, llena de corazones leales que sufren en silencio tanta ignominia.

Como en todo drama shakesperiano, de la insensatez deriva su propio castigo. Y un nuevo orden reinará en Inglaterra con los herederos de la lealtad: Kent y Edgar, los dos leales caballeros. O sea, hay esperanza pero cuando el viento arrastre las hojas viejas después del otoño.

2 comentarios:

El Espantapájaros dijo...

Bueno, hay que decir que al menos el rey Lear sabía hablar y tener un discurso rico, pero no se puede decir lo mismo del balbuceante Fu Manchú Zapatero.

Estoy leyendo "La campana de Huesca", de Cánovas del Castillo, y encuentro paralelismos: un rey débil, cursi, afeminado, agobiado por las pretensiones de los influyentes ricos-hombres del reino, quienes le chantajean y humillan a él a la par que a la nación. Salvo que en la novela histórica citada, el rey, don Ramiro, acaba luchando por su honor y por su reino, para dar una lección a los ricos-hombres, apoyado, curiosamente, por un guerrero llamado Aznar.

Un saludo

frid dijo...

El rey de verdad hace tripas corazón y defiende los intereses de todos, no de los secuaces de Regan y Goneril. Y eso nos pasa a todos, el heroismo viene por la necesidad, no porque nos levantemos para ser héroesl