Desde el punto de vista de la convivencia, la mentira debería considerarse como la peor de las acciones. Mata la confianza y mina las relaciones humanas.
Desde el punto de vista personal la mentira ha de considerarse como el peor suicidio. Mata la dignidad.
Algunos afirman que la "verdad" se construye y justifican así la mentira llamándola "interpretación de la historia". Así se ha construido un partido político que se dice "dialéctico"... la verdad no existe o es cambiante. Y han creado un club de "muertos" que cultivan la "mentira" y reinterpretan según su color los hechos y las intenciones. Han generado miedo, desconfianza y duda. Y han dado frutos para siempre esculpidos con la sangre de los seres humanos.
Creía que la "mentira" era patrimonio del marxismo y del materialismo dialéctico. Pero me equivoqué de pleno. Es, normalmente, el lenguaje del político.
Es habitual en el Gabinete de Prensa preguntar: ¿qué decimos para ocultar este fiasco, para minimizar esta acción, para vender como magnífica esta mediocridad o salida de pata de banco? El gabinete no vende ya "las maravillosas ideas de nuestros dirigentes" sino que se dedica a engalanar el "burro viejo" para que lo compren como nuevo.
Alguno en Zaragoza afirma que no se quedó con las entradas de la Expo... y es un cronista oficial. ¿Si miente por tal nimiedad, en qué dirá la verdad? ¿O es que mienten todos los demás?
No sabemos castigar a nuestros políticos mediocres con una acción decidida. Si se calla ante la mentira es o por miedo o por complicidad. Si es el miedo el que prima... no hay relevo. Tenemos lo que merecemos. Si es por complicidad, eso es la cueva de Alí Babá.
En la búsqueda de la regeneración política la mentira debería estar dentro de las acciones que exigen dimisión inmediata, porque el político vende confianza. Si miente ¿qué le queda?
Por desgracia a la mayoría de los políticos no les queda nada.
Elegimos fachada y nos dejamos gobernar por "elementos vacíos", pero sus oponentes ¿dicen la verdad?
O esto cambia o la bola de la mentira cada vez será más amplia.
Político y su historia: escarabajo pelotero y su pelota.
frid
2 comentarios:
Federico, a veces la resignación es lo único que nos queda, porque la voz de la verdad queda acallada por nuestra poca importancia mediática. La verdad es patrimonio de los perdedores en nuestra sociedad del bienestar. Saludos
Sí, amigo... hay tristeza a veces cuando se piensa que las cosas están así. Pero... "un vaso de vino"... y adelante. No podemos quedar vencidos. O, al menos, no podemos dejarnos engañar por los "vencedores"... a costa de traicionarse a sí mismos.
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