jueves, junio 19

Qué difícil respetar la vida si no se admite que Dios existe.

Cuando algún ministro afirma que el embrión no tiene alma hasta los 14 días lo hace porque sabe que su propuesta de investigar sin límites con seres humanos tiene una importante dimensión ética. Es, sencillamente, una bomba de humo para ganar el debate con una premisa falsa.

Sin embargo el que afirma la inexistencia del alma en el embrión no cree en el alma en absoluto, o mejor dicho, puede pensar que hay una organización material que se llama vida y que no es muy distinta de la que tienen los seres inanimados. Para él es sólo cuestión que química, laboratorio y probeta.

Siguiendo su probable hilo discursivo, el alma para él sería lo que otros llamarían "materia organizada", en absoluto un principio espiritual, sino un modo más complejo de organización material.

Ante esos supuestos ¿Qué razones tenemos los hombres para no investigar con seres humanos? Somos un ser paradójico, el único que puede hacer experimentos con miembros de su propia especie, pero si la realidad humana no es mas que "complejidad en la organización material", si no somos transcendentes al mundo material, la única razón por la que no nos manipulemos entre nosotros es la "comodidad" o "paz social". Es ese "no nos hagamos daño" o bien ese "no hagas a los demás lo que no quisieras que otro te hiciese a ti".

Pero ese supuesto ¿es meramente una formulación química?

Algún matemático griego al captar la idea universal de triángulo se dio cuenta que el "triángulo era algo real al margen de que él lo captase"... era un "universal" que demostraba la existencia del mundo de las ideas... en el fondo captó la "inmortalidad de un ser capaz de captar los Universales".

Nuestra inmortalidad, nuestra espiritualidad, nuestros presupuestos éticos universales implican un creador, un Ser transcendente que justifica también nuestra transcendencia del mundo material.

Siendo eso así, entrando en el mundo de los clásicos, sin necesidad de entrar en el mundo de la fe, se entiende que la vida sea sagrada en el sentido griego, como "chispa de la divinidad".

Y si el alma del hombre es algo más que la organización material, su vida hace referencia a un destino personal que nadie puede usurpar. Nadie puede abrogarse el poder de acortar una vida, instrumentalizar una vida, manipular una vida. Debemos dar razón de nuestra existencia al Creador, no al hombre ni a la sociedad humana.

Por eso no es baladí que algún ministro niegue el alma humana a los 14 días, pero por la misma razón que se admite su existencia posterior se admite la imposibilidad de conocerla con anterioridad a esa fecha a través de la investigación material, si bien se puede razonar que está presente desde que hay una vida independiente de los padres que la generaron.

Un ser celular, aunque se multiplicase por escisión, es un ser independiente. Si se escinde hay dos seres. Un ser humano aunque pueda multiplicarse por escisión en los primeros estadios de su existencia es un ser humano. Si hay gemelos, hay dos hombres. Pero desde el momento en el que comenzó el camino de la vida hay, al menos, un ser humano. Y por tanto un alma humana.

El tal ministro propone matar humanos. Eso es claro desde la racionalidad pura y dura.

Y admitiendo la espiritualidad del alma, admitiendo que ese alma no puede ser eliminada aunque se mate al ser humano... ese alma debe dar razón al Creador de la Vida. Y ante lo transcendente el político debe asumir la actitud de respeto.

El hombre merece que la ley le proteja desde la concepción. Cualquier visión minimalista implica que la ley deja de proteger al hombre de modo absoluto y abre la brecha para cualquier investigación desde la situación embrionaria a la del individuo adulto y sano. Es cuestión de encontrar una justificación adecuada.

frid

No hay comentarios: