El almirante italiano Giampaolo di Paola ha sido elegido presidente del Comité Militar de la Alianza Atlántica. Su elección tuvo el necesario y decisivo apoyo de Estados Unidos, y en ella fue rechazado el candidato español, el actual jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Félix Sanz Roldán. Incluso el candidato de Polonia, general Franciszek Gagor, obtuvo más apoyos que el español.
El almirante italiano Giampaolo di Paola, Jefe de Estado Mayor conjunto de su país, fue elegido presidente del Comité Militar de la Alianza Atlántica. Su elección tuvo el necesario y decisivo apoyo de Estados Unidos, y en ella fue rechazado el candidato español, el actual jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Félix Sanz Roldán. Incluso el candidato de Polonia, general Franciszek Gagor, obtuvo más apoyos que el español.
La elección es de la máxima importancia política y militar, y llega como un jarro de agua fría para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que en los últimos meses había filtrado oficiosamente su convicción de que Sanz Roldán sería el candidato elegido. Finalmente Italia, que ha apoyado a Estados Unidos y a la OTAN en las misiones más recientes, que ha mantenido su compromiso en Irak mientras se le solicitó y que ha ampliado su presencia simultánea en Afganistán y Líbano, ha tenido éxito donde Zapatero ha fracasado.
La noticia llega en el momento más delicado para la política exterior del Gobierno de Zapatero. El PSOE accedió al poder en 2004 anunciando un giro en la política internacional de España, y efectivamente lo ha plasmado a lo largo de los años siguientes en decisiones a menudo polémicas. Zapatero se alejó de Estados Unidos, nuestro aliado más poderoso, buscando un "retorno a Europa" que no se produjo; de hecho, Francia y Alemania han vuelto a activar sus vínculos atlánticos, dejando a España en una posición desairada.
España, con Zapatero, pesa menos en Europa, y no se han conseguido a cambio éxitos relevantes. La "Alianza de Civilizaciones" que el Gobierno ha promovido no ha dejado de ser una aproximación retórica entre países que no comparten intereses estratégicos con España. En Hispanoamérica, los recientes acontecimientos y la misma actitud prepotente de líderes populistas como el venezolano Hugo Chávez permiten valorar la disminución de nuestro prestigio e influencia.
Estas decisiones de Zapatero, de las que ha sido fiel ejecutor y portavoz el ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos, no eran las que convenían a España. Si había alguna duda antes pueden ahora evaluarse los resultados, uno de los cuales es el fallido nombramiento del general Sanz Roldán. Zapatero se equivocó al confundir sus preferencias ideológicas y los intereses de su partido con la política que convenía a España y a los españoles. En la Europa moderna la política exterior no es de izquierdas o de derechas, sino que es una opción permanente de cada Estado, y Zapatero tiene ejemplos bien cercanos donde inspirarse para evitar más errores.
Italia, que ha tenido éxito en la misma OTAN donde la España de Zapatero ha fracasado, es un buen ejemplo. Independientemente de quién gobierne en Roma, nuestro vecino mediterráneo tiene las mismas y constantes opciones estratégicas. Italia defiende con su diplomacia y con sus Fuerzas Armadas sus intereses, que no varían si gobierna Silvio Berlusconi o si lo hace Romano Prodi. Estados Unidos es un aliado de referencia a quien se apoya y de quien se recibe apoyo, del mismo modo que esa posición relativa de fuerza sirve para obtener una mejor situación en la OTAN y en la UE. Al fin y al cabo, con pocos matices, es lo que trató de hacer José María Aznar en sus años de Gobierno. El general Sanz Roldán no dirigirá el comité militar de la OTAN porque Zapatero no ha sabido desarrollar una política exterior conforme a los medios y los intereses de nuestro país. Con la legislatura casi agotada ya no es casi tiempo de pedir al Gobierno una rectificación: pero ésa tendrá que ser la primera tarea de quien ocupe La Moncloa a partir de las elecciones de marzo de 2008.
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