lunes, junio 12

¿Donde está la trampa?

Hoy voy a hacer de marciano, para alejarme un poco del modo de pensar de los humanos con respecto al asunto de la paz de ETA.

En Marte se sabe bien que ETA mató a mil personas e hirió a otros muchos, que intentó la matanza de Atocha, hasta que unos delincuentes comunes no fichados por terrorismo, pero sí por pequeños delitos, demostraron estar mejor preparados. Si bien estos no hablaron porque los auto-inmolaron en Leganés.

Al margen de la derivada de Atocha, nos encontramos con unos señores que, si mataron, con algo lo hicieron. No fue soplando. Aquí en Marte también se mata. Es el planeta de la guerra y sabemos muy bien que muerte violenta es equivalente a agresión armada y a asesino despiadado.

Pero resulta que se dice que han dejado de matar, pero ¿para qué se guardan las armas? ¿Piensan montar un museo del genocidio vasco? Con mi dinero no.

Y si no ha museo, no hay entrega de armas, quiere decir que los ejecutores continúan disponiendo de sus instrumentos de trabajo. Y, siendo despiadados, ¿qué nos permite pensar que no van a utilizar de nuevo su herramienta?

Si además hay pacto entre Gobierno y elementos matadores, sin hablar nunca de un calendario de entrega de las armas, ¿qué puede pensar un potencial asesinado?

A esta lógica podrán decirme: no exagere que lo que usted dice sólo en Marte ocurre. Aquí cuando a un asesino se le deja en la calle, libre, con armas, rosas blancas de homenaje, y con aplauso, se vuelve manso y dedica el resto de su vida a limpiar el arma tan querida para ver en ella su facha inmaculada.

Sin embargo, sigo pensando que... con armas en el otro lado y las alabanzas que les dedica el Presidente, soy un cordero degollado. Palabra de marciano.

Federico R. de Rivera

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