jueves, junio 22

Homenaje a Santo Tomás Moro, patrono de los políticos y gobernantes

En homenaje a mi estimado Tomás Moro reproduzco sus últimas palabras antes del martirio, con algunas intercalaciones breves como comentario. Y una reflexión ¿caminamos hacia una repetición de esa escena? Quizá con la muerte, por ahora no, pero sí con la marginación por las ideas políticas y religiosas.

En el cadalso

Este diálogo tiene lugar después de un largo encierro en el que, sólo al final del mismo se logró que Tomás Moro dijese lo que pensaba sobre el Acta de Sucesión y el Acta de Supremacía de Enrique VIII. Como buen jurista, Sir Tomas buscó en todo momento no comprometer ni su conciencia ni su vida. Leal al rey se mostró leal hasta la muerte; y leal a Dios fue, purificado, a su encuentro un martes 6 de julio de 1535 desde la torre de Londres al cadalso.

Sir Tomas Pope le anuncia, muy de mañana, el inminente desenlace de su tragedia:

Moro: Master Pope, de todo corazón os agradezco la buena noticia que me traéis. Siempre estuve muy obligado a Su Majestad el rey por los beneficios y favores que magnánimamente ha prodigado sobre mí repetidas veces. Y más obligado aún por haberme traído a este lugar (la Torre de Londres) donde he dispuesto de tiempo y espacio convenientes para recordar mi fin. De manera, Master Pope, y Dios me perdone, que he de mostrarme ante todo agradecido a Su Majestad, por haberse dignado librarme tan pronto de las miserias de este desventurado mundo. Por tanto, no dejaré de rezar de veras por Su Majestad aquí y en el otro mundo.

Pope: Es también deseo del Rey que no utilicéis demasiadas palabras en el momento de la ejecución.

Moro: Master Pope, hacéis bien en darme aviso de la voluntad de Su Majestad, porque tenía intención de haber hablado algo en aquel instante, aunque no se trataría de cosas que pudiesen ofender al Rey ni a otras personas. Sin embargo, estoy dispuesto a pesar d ello a seguir obedientemente la orden de Su Majestad. Y os ruego, mi buen Master Pope, que intercedáis ante el rey para que mi hija Margarita pueda asistir al entierro.

Pope: El Rey está ya conforme en que vuestra esposa, hijos y demás amigos puedan asistir con entera libertad.

Moro: ¡Oh, cuanto agradezco a Su Majestad el que tenga semejante consideración con mi enterramiento!

Ante las lágrimas de Master Pope, la víctima se apresta a darle consuelo.

Moro: Sosegaos, mi buen Master Pope, y no os apenéis. Porque estoy seguro de que en el cielo nos veremos otra vez alegres, con la certeza de vivir y amarnos en la dicha eterna de la bienaventuranza.

Su consuelo es la esperanza en la eternidad, lo que le da ánimos para sobrellevar tamaña injusticia. Y es que la fe le hace intuir que está cercana la puerta del cielo como fruto de su confesión de fe. Y eso que Tomás Moro ha hecho todo lo posible por salvar su vida, todo salvo traicionar su conciencia.

Ante una mujer que le ofreció, espontánea el consuelo de un vaso de vino:

Moro: A Cristo en su Pasión no le dieron vino, sino vinagre.

Hay otras escenas emotivas hasta llegar a las escaleras del cadalso. Y pide ayuda al oficial para subirlas.

Moro: Ayúdame a subir seguro, que ya bajaré por mis propios medios.

Tomás Moro arrodillado reza el Salmo 50: Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam. Cor contritum et humiliatum, Deus, non despicies...

Al verdugo le da ánimos:

Moro: ¡Ánimo, hombre!, no tengas miedo a cumplir con tu oficio. Mi cuello es corto. Ándate, pues, con tiento y no des de lado, para que quede a salvo tu honradez”.

Después de vendarse los ojos él mismo, con la chispa de humor que siempre le caracterizó.

Moro: Por favor, déjame que pase la barba por encima del tajo, no sea que la cortes

El verdugo cumplió honradamente su oficio, enarboló el hacha y de un solo golpe le seccionó el cuello.

Inglaterra ganó un Santo, la humanidad un ejemplo y el rey y su sociedad perdieron al quebrarse la libertad por tensar los ánimos contra la conciencia de sus súbditos. Y los más leales fueron proscritos, y nadie pudo ya tener ánimo para decir al Rey lo que pensaba. Y un Rey se convirtió en tirano.

España 2006, Rodríguez Zapatero sigue fielmente los pasos de Enrique VIII tensando la sociedad contra la conciencia de los cristianos.

Perderán en esa batalla él y la sociedad de España que se empobrecerá en el camino de la tiranía, una tiranía diferente la que prohíbe hablar de Dios, de bien moral, de virtud cardinal, de ley natural y de derechos humanos. Su apuesta: la cultura del relativismo radical ateo, sin principios morales, sin virtudes, convirtiendo al hombre a la tiranía de la ley civil y redefiniendo los derechos humanos adentrándonos en la cultura de la esterilidad y de la muerte.

Ref. Sir Tomas Moro, de Andrés Vázquez de Prada, Ediciones Rialp S. A. 5º Edición, Madrid 1989

2 comentarios:

El Cerrajero dijo...

Para la Derecha: Tomás Moro

Para la Izmierda: Tomar el Oro

vitio dijo...

Muy bueno Cerrajero.
Un saludo, Frid.