Por: Federico Rodríguez
En algún blog "Últimos tiempos" nos piden que hoy saquemos nuestra bandera y la ondeemos. En el día de la Constitución podemos insuflar un poco de patriotismo sano.
Ser español es tener detrás unos cuantos siglos de historia, con proezas impresionantes y con errores para pedir perdón. Una nación amada es algo que hace grande a las personas que la componen. Amor a la nación sin nacionalismos excluyentes, eso supone amar también sus símbolos. Los complejos de los que se avergüenzan de la bandera, de España, de su Constitución de consenso son propios de personas sin esperanza, sin ética, sin proyecto. Su amor por el cambio es amor por la manipulación y por el "constructivismo social", que siempre ha derivado en guerras y conflictos. Exaltar lo que nos une, o lo que nos debería unir, es la base de una democracia sana. Constitución, bandera, himno, nación, son conceptos universales comunes a todos los miembros de una nación. Ahí caben todos los signos políticos, todos los credos religiosos, todos los estados sociales. Y para que seamos más españoles y orgullosos de serlos, cabe también pensar que ese amor a la bandera y a la Constitución nos lleva a procurar una democracia madura y un sentido social arraigado para limar diferencias y cuidar de todos los que comparten nuestra pertenencia a España. frid
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