Aunque sean argumentos recogidos de una novela, son útiles para nuestra consideración.
En "El Afgano" Frederick Forsyth pone en boca del profesor Martin, experto islamista una conversación con sus alumnos que pretende ser ¿lo que el espera que sea? o la realidad.
El radicalismo islámico no es fundamentalista: porque fundamentalismo significaría "regreso a lo esencial", pero quienes colocan bombas en trenes, centros comerciales y autobuses no están regresando a la esencia del Islam. Están escribiendo un nuevo guión propio y después lo argumentan de forma retroactiva tratando de encontrar en el Corán pasajes que justifiquen su guerra.
Fundamentalistas son los monjes cristianos de la órdenes de clausura, consagrados con votos a la pobreza, a la abnegación, la castidad, la obediencia... los ascetas existen también en todas las religiones, peron no abogan por el asesinato en masa de hombres, mujeres y niños. Son fundamentalistas de la caridad, de la abnegación y del servicio.
Y esos terroristas, son yihadíes encaminados a la guerra santa.
No cumplen esos requisitos. La Yihad sólo la puede declarar una autoridad coránica legítima, de probada y aceptada reputación. Bin Laden y sus acólitos son bien conocidos por su falta de erudición. Pero aún si fuese cierto que el Occidente les hubiese atacado, el Islam tiene sus normas: está prohibido atacas y matar a quienes no nos han ofendido ni hecho nada para lastimarnos. Está prohibido asesinar a mujeres y niños. Está prohibido retener a alguien como rehén y está prohibido maltratar, torturar o matar a prisioneros. Además esos terroristas han matado muchos más hermanos musulmanes que a cristianos y judíos.
Son unos nuevos hijadíes que han reescrito el Islam. Han inventado una guerra no santa al margen de las leyes del Sagrado Corán y, por tando, del verdadero Islam. Un auténtico yihad no es un salvaje, pero ellos sí.
No son mártires. Es perfectamente factible morir como un shahid (mártir) en un yihad realmente declarado. Pero eso tiene normas muy estrictas. El guerrero no debe quitarse la vida aunque se haya prestado de forma voluntaria a una misión sin retorno. En el Islam el suicidio está expresamente prohibido. A lo largo de toda su vida Mahoma se negó a bendecir la sangre de un suicida incluso cuando se hubiera quitado la vida para ahorrarse la atroz agonía de su enfermedad. Quienes asesinaban en masa a inocentes y quienes se suicidaban estaban destinados a ir al infierno, no al Paraíso. Y los falsos predicadores e imanes que los engatusasen en ese camino se reunirían con ellos.
Interesantes apuntes (páginas 33 a 36 del Afgano). Espero que sea cierto.
Siendo eso así: el Islam condena los atentados suicidas, el asesinato indiscriminado de inocentes, la retención de rehenes y la guerra indiscriminada contra quienes no les han agredido.
Siendo eso así es posible un entendimiento entre el verdadero Islam y el cristianismo en orden a que adoran al mismo Dios y respetan la vida del inocente. El cristianismo tiene la ventaja de que puede perdonar al culpable. Pero es razonable pensar que Dios sí que sabe perdonar, no ama la venganza ni ese radicalismo que no es para servirle sino para dominar en nombre de Dios.
frid
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1 comentario:
Antes de nada, feliz 2007, Frid. Espero que en este nuevo año pueda aportar nuevas colaboraciones para "Aragón Liberal", que, según veo, va viento en popa.
Pasando a su artículo, encuentro el problema mayor a la esperanza en que, frente a ese verdadero Islam del que habla texto, que, con todo, no dudo de su existencia, su sanguinaria mutación, radical, terrorista, se haga con el control y lo suplante, lo que, de hecho, ya está ocurriendo sin que ni propios ni extraños puedan pararlo.
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