miércoles, abril 19

Una nueva profesión europea: verdugo

El otro día colgué en la Web la respuesta que, desde la UE, me dieron a una queja por el interés de la Comisión de garantizar que en los Estados miembros donde sea legal el aborto, haya profesionales de la medicina dispuestos a ejercer esa función... y todo con la garantía del Estado.

Para ese dictamen primaba más el derecho al aborto que el de objeción de conciencia. En caso de conflicto los Estados miembros deberían regular ese derecho.

No quiero entrar sobre qué debería analizar la UE y sus comités de expertos... ya que supongo que decirles de estudien técnicamente si el no-nacido es un ser distinto a la madre, que es un ser de la misma especie humana, que... en definitiva es otro ser humano al que se le priva del derecho de nacer no hace ninguna falta, porque técnicamente es un hecho incuestionable por mucho que las leyes se inventen términos como pre-embrión (los únicos pre-embriones que conozco son el espermatozoide y el óvulo sin fecundar), o como interrupción voluntaria del embarazo (eufemismo para no decir aborto voluntario).

Sin embargo, en honor de la profesión médica debería distinguirse entre dos grupos profesionales claramente diferenciados: los que cuidan la vida humana y su salud (hasta ahora los profesionales de la medicina), y los que se dedican a matar por encargo (ya sea de la madre o del propio enfermo... los ayudadores de la muerte).

Considero que médico debe ser sólo el primero.

Para el segundo grupo, pido su especialización, y que se les denomine con un nombre adecuado, el de verdugos, o de carniceros (en el caso de que esa especializada pueda dedicarse también a la matanza séptica de carneros, corderos y demás animales de granja).

Esa separación de nombres daría mucha tranquilidad a una madre, que si fuese al ginecólogo sabría que encontraría un profesional que la acompañaría en el camino de la vida naciente, y -sobre todo- de los ancianos que acudirían al geriatra sin ver detrás la espadaña de la muerte, sino a un profesional cpu procurará aliviar su dolor, su soledad, darle sentido a la vida y acompañarle hasta el final de sus días.

Federico R. de Rivera

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