miércoles, agosto 30

Cuando la política se equivoca de puerta. ¿A favor de los embalses?

Cuando la política se equivoca de puerta.
Carta motivada por el empeño de algunos de que la Iglesia se meta donde no la llaman, en la polémica de si construir o no embalses.
Aclaro: Yo sí estoy de acuerdo de que hay que seguir haciendo embalses.


Algunos se enfadan porque la Iglesia defienda la vida del no nacido. Dicen: no nos invada con sus creencias religiosas. Y ahí nos jugamos si el no nacido es un ser humano; y si, después, según dicen los defensores más avanzados del aborto si es o no humano un infante antes de llegar al uso de razón. La Iglesia ahí hace bien en entrar, porque la vida humana es un bien primordial, el primer don que tiene un ser humano. Ahí la Iglesia está con los más desfavorecidos de los hombres.

Otros se enfadan porque la Iglesia no acaba de tomar partido en las luchas sociales. Ciertamente su acción en Oriente Medio es la única que ha sido totalmente congruente. Ha pedido siempre el diálogo como remedio de los conflictos. Gobiernos hoy progresistas entraron en guerra contra Irak en su momento y luego se pusieron el pañuelo de un grupo terrorista islámico; gobiernos europeos bombardearon Servia. En todos esos conflictos la Iglesia estuvo por la paz.

Pero cuando se trata del credo ecologista, la Iglesia no entra mas que para señalar la compatibilidad de la visión cristiana de la vida con una teoría evolucionista, eso no está reñido con el Acto creador. También habla del respeto de la naturaleza como don de Dios: el hombre está en la tierra para cuidar de ella.

Sin embargo, la Iglesia no suele entrar en los conflictos generados por el ecologismo radical, como por ejemplo en la construcción o no de los embalses. No es su misión. Sí que puede pedir que se haga justicia, que no se expolie a nadie.

Unos pensaran que las obras hidráulicas son necesarias para el desarrollo humano, que generan la energía más limpia y renovable de la tierra, proporcionan agua potable y para regadío, sus entornos son un lugar de esparcimiento y recreo si se hace una gestión racional de los embalses. Otros estarán en su derecho de disentir. Pero ahí no hay que pedir a la Iglesia que tome postura. Sólo aportará principios generales, aunque algunos discrepen: como son la solidaridad en la disponibilidad de los recursos naturales de primera necesidad; el respeto a las personas y al medio ambiente. Somos los ciudadanos de a pié los que debemos concretar.

Es tan amplio el panorama de posibilidades que, dentro de un mismo grupo de personas, todos católicos, incluso vecinos, podríamos encontrar posturas muy dispares. Y los pastores de los cristianos lo son de todos.

frid

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