sábado, agosto 26

Reflexiones éticas: sobre el más allá

Reflexiones sobre el más allá.

Sobre la existencia de la vida eterna a veces conviene hacer razonamientos que, en el argot matemático, serían de demostración al absurdo. Y este puede ser útil, al menos para pensar:

Si no hubiese vida eterna, qué diferencia habría entre el fin de Hitler, que se suicida en su bunker, desesperado, para no caer en manos de los rusos; y el del pobre Ramón Sanpedro, desesperado porque no se aguantaba a sí mismo su vivir limitado. Ambos ya no están entre nosotros, ambos cayeron en la desesperación, ambos pensaban que ahí acababa su vida y, probablemente, no esperarían nada más.

Si no hubiese vida eterna, qué diferencia habría en el morir de una Teresa de Calcuta, que sembró el mundo de bien, de comprensión y de cariño; con la de Stalin o Lenin, que sembraron el mundo de genocidio, opresión y odio. Si al final la muerte a todos iguala ¿qué se lleva cada uno al cambiar de morada? ¿Un instante de satisfacción personal?

Parece razonable pensar que las acciones de uno le acompañan en el más allá; que cuando dejamos la tierra algo nuevo comienza en donde se hace justicia, donde los Hitleres y Stalines estarán en un lugar diferente al pobre Ramón que no se aguantaba a sí mismo; o a la buena de Teresa que no hizo mas que ayudar a los hombres para que se aguantasen y muriesen en paz.

Porque si la paz es sólo la que proporciona la morfina, el sedarse y ya está... ¿qué aprovecha que haya buenos? Yo reclamo la eternidad, y una eternidad "diferenciada", con derecho a escoger antes de gozarla.

frid

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